El tratamiento con Adamo empieza con el diagnóstico por parte de un fisioterapeuta, quien marca de forma virtual los puntos de la espalda que hay que tratar en el paciente. El cobot traza los puntos, los mapea de forma individualizada con cámaras 3D, sensores y termografía, y los memoriza. A continuación, con un software intuitivo, el fisioterapeuta programa la presión que ha de ejercer el brazo robótico, el tiempo y la temperatura en cada punto del tratamiento. Un compresor de aire que suministra más de 200 litros por minuto permite imitar con exactitud las terapias manuales.
Gracias a una cámara termográfica, Adamo mide las temperaturas corporales para seguir la evolución del paciente en cada sesión y, haciendo uso del Big Data, predecir de forma objetiva qué resultado obtendrá el tratamiento. Este robot fisioterapeuta cuenta, además, con sensores de seguridad y distancia y un mecanismo de calentamiento a demanda para que el paciente regule la sensación de frío y calor.
Otra ventaja que aporta el Adamo Robot a los pacientes es que sus datos permanecen en la nube, con lo que pueden recibir el tratamiento en cualquier clínica u hospital equipados con el robot con las mismas garantías de calidad y eficacia. El centro médico y el doctor tienen siempre los datos online del usuario actualizados
Tal y como destaca Carlos Jiménez Guajardo-Fajardo, Executive Managing Director de Future Sense, “los fisioterapeutas a los que hemos presentado nuestro sistema son los primeros que apoyan esta solución, ya que no es un sustituto, sino un complemento que facilita su trabajo. Con Adamo Robot pueden automatizar las tareas manuales para dedicar más tiempo al paciente y prestar una atención más personalizada”. Además, “para asegurar estas ventajas, hemos apostado por un robot seguro y 100% colaborativo como el que nos ofrecía Universal Robots”.