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Hospital Escuela sale del “coma”

Tegucigalpa, Honduras martes 31 diciembre 2019

El Hospital Escuela Universitario (HEU) salió del “coma” en el que permaneció los últimos años, debido a la dualidad de mandos y la ingobernabilidad que generan 36 sindicatos en su seno, que lo paralizan todo cada vez que se les antoja, aseguraron miembros interventores.

“Nosotros iniciamos el proceso de intervención del hospital porque había caído en una crisis de ingobernabilidad de mandos entre la UNAH y el hospital”, recuerda la directora de la junta interventora, Suyapa Molina.

“Cuando llegamos, encontramos un caos, no funcionaba nada, estaba parada la lavadora, la secadora, los autoclaves, los quirófanos no funcionaban, estaban en calamidad extrema”, recalcó.

En virtud de lo anterior, se perdió el 33 por ciento de la ropa hospitalaria, se pudrió y tuvieron que quemarla, desecharla. Es una pérdida millonaria de la que no hay culpables, a pesar de las pesquisas del Ministerio Público (MP), que llegó a secuestrar documentos por manejos irregulares de la administración anterior. El Tribunal Superior de Cuentas (TSC) también mantiene un equipo de auditores permanente revisando esa misma gestión.

50 AÑOS DE OLVIDO

El Hospital Escuela Universitario tiene 40 años y el Hospital Infantil, 50. En todo este tiempo, no se había hecho un proceso de intervención, directamente en las áreas de hospitalización, ni tampoco se había comprado equipo.

En noviembre del 2018, el Presidente nombró la comisión interventora, con el único objetivo de sacarlo del estado caótico y volverlo operativo de nuevo.

Además de medicamentos, el Hospital Escuela ha logrado recuperar dos tomógrafos, angiógrafo, floroscopio y las máquinas de rayos X.

Hoy, está reparado todo el equipo de apoyo, comenzando con las lavadoras y secadoras. La intervención costó 120 millones de lempiras. Un banco privado maneja el fideicomiso con fondos del gobierno central.

“No ha sido una intervención superficial, de cambiar un foco, por decir algo, sino mover pisos, picar paredes y techos, cambiar gases, porque todo estaba en riesgo”, recalcó Molina.

Inicialmente, la intervención era de tres meses pero se alargó a nueve meses debido al trabajo pendiente, especialmente, asegurar la rehabilitación de los quirófanos y sobre todo el abastecimiento de fármacos e insumos quirúrgicos, que en ese momento era del 17 por ciento. “No había nada para poder funcionar”, recordó.

Como las autoridades de la UNAH, que rectora el hospital, y el Ministerio de Salud no tomaban decisiones, los procesos de licitación se pararon por dos años. Eso impidió adquirir telas para ropa hospitalaria, insumos médicos, reactivos de laboratorio y medicamentos.

La interventora también reparó cinco quirófanos certificados internacionalmente y un decreto legislativo autorizó la reparación de los otros seis quirófanos y las respectivas áreas médico quirúrgicas. Los trabajos estarán a cargo de Invest H, con fondos del gobierno central, con un estimado de seis meses de labor.

TIENE 37 SINDICATOS

Los miembros interventores no saben a ciencia cierta qué pasó con la administración que tenía la UNAH sobre el hospital, pero sí había una dualidad de mando entre la institución rectora y la Secretaría de Salud.

“Ambos tenían equipos, tenían una confrontación y por eso cayó en una situación de ingobernabilidad”. Por si fuera poco, en el centro asistencial operan 37 sindicatos, todos ellos velando por sus propios intereses, especialmente, demandas salariales y beneficios gremiales.

Suyapa Molina.

“Hemos armonizado y todos ellos han entendido que no venimos a confrontar ni buscar pleitos”, señaló Molina. “Tenemos el apoyo del sindicato y las otras organizaciones y el hospital les ha cumplido los ajustes salariales de cada uno de los gremios en el 100 por ciento”.

En el hospital laboran 3,000 empleados, de los cuales 2,300 son permanentes y el resto trabajan por contratos para la jornada vespertina, porque antes funcionaba de 7:00 de la mañana a las 3:00 de la tarde.

MORA QUIRÚRGICA

Como los 22 quirófanos estaban malos, la mora quirúrgica se convirtió en el principal problema, pero la junta interventora mantiene convenio con el Hospital San Felipe y el Hospital María, para poder operar en sus instalaciones. Esto les ha permitido que la mora no se incremente. “Hacemos más de 2,000 cirugías al mes, unas 60 y 70 diarias”.

A partir del 15 de enero estarán habilitados los cinco quirófanos, que se sumarán a seis más recuperados, para comenzar atacar la mora quirúrgica con unas 250 cirugías semanales de los casos pendientes, para en 10 meses haber evacuado unos 1,800 casos.

“La mora sigue siendo considerable porque no la hemos atacado, pero tampoco ha aumentado desde que llegamos”.

En el hospital laboran unos 400 médicos de todas las especialidades, pero no son suficientes para atender la demanda porque el hospital recibe a pacientes de todo el país.

Se estima que el 45 por ciento de las cirugías son por accidentes, lo que se podría descargar con un hospital especial de traumas, como el anunciado por el Presidente Juan Orlando Hernández. “Solo este año atendimos 280,000 emergencias”, precisó Molina.

En este punto, Molina afirma que han logrado mejorar estas atenciones de emergencia, donde se reportaban hasta muertes por falta de organización. La interventora inauguró dos salas especiales (Triaje y Satu), donde ahora se prioriza los pacientes atendiendo primero al que llega con balazos o con un infarto, que al que tiene una gripe, aunque sea el primero en la fila.

¿SEGUIRÁ LA INTERVENCIÓN?

El mandato de la junta interventora termina el 31 de diciembre, con opción a prórroga. Molina cree que fortaleciendo los hospitales regionales bajaría la carga del Hospital Escuela.

“Los hospitales no se construyen de la noche a la mañana, igualmente, no lo vamos a recuperar en este tiempo.

Nosotros trataremos de rehabilitar el hospital para que quede nuevamente operativo y que dé respuesta a las necesidades básicas del pueblo”.

Cree que el centro asistencial debe ser fortalecido en virtud del alto costo de los servicios de los hospitales privados. Por ejemplo, una tomografía vale 12,000 lempiras, una radiografía, 3,000. Y hay otros servicios especializados que pueden costar un millón de lempiras.

Molina recalca que en el 2020, el Hospital Escuela comienza con 182 camillas ya encargadas, varios tipos de camas, para las emergencias de adulto, cirugías, ginecología y pediátricas. Igualmente, se han comprado máquinas de anestesia y brazos para radiología. Se está por concluir la habilitación de las cuatro máquinas de anestesia y dos tomógrafos y el angiógrafo, con el que ya se han hecho 39 cirugías de corazón y cerebro.

 

Fuente: La Tribuna

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