Dennis Portillo, historiador del IHAH:

Tegucigalpa, Honduras domingo 21 julio 2019

Lempira vivió hasta 1537 cuando un arcabucero español le disparó a traición mientras negociaban la paz durante la conquista, según la versión oficial. Otra investigación reciente del historiador Mario Felipe Martínez (QEPD), afirma que se llamaba Elempira y que el soldado español Rodrigo Ruiz le cortó la cabeza en una pelea cuerpo a cuerpo. Hoy, el historiador del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Dennis Portillo, orienta el debate hacia el manejo de las dos versiones sin dudar ni un milímetro en la existencia del gran caudillo, primer símbolo de la identidad nacional, justo, hoy, cuando se conmemora la fiesta nacional en su nombre.

El 20 de julio se conmemora el Día de Lempira. ¿Existió Lempira?
Contundentemente le digo que sí, no hay razón para dudarlo, aunque mucha gente sigue pensando que no existió, que es un mito y una leyenda inventada. En todo caso, la discusión es la forma de su muerte no en su existencia, que está debidamente documentada.

¿Cómo murió?
La versión que todos conocemos, está basada en el relato del cronista oficial de la Corona Española, Antonio de Herrera, quien asegura que Lempira murió a traición cuando un arcabucero español le disparó montado al anca de un caballo durante la negociación de paz. El problema de esa crónica es que fue escrita diez años después de los hechos y a Herrera le contaron los descendientes de los que habían estado aquí.

Y la otra versión, ¿qué dice?
A inicios de la década de los años noventa, el doctor Mario Felipe Martínez Castillo (QEPD) encontró un documento en el Archivo General de Indias de Sevilla, referente al cacique Lempira. En él se dice que el español Rodrigo Ruiz le cortó la cabeza al cacique llamado Elempira en un combate cuerpo a cuerpo.

¿Tiene validez ese documento?
Quiérase o no, ese documento se conoce como “cobranza de méritos”, porque le decía a la corona española que debía ser recompensado por haber matado a Lempira y luchar a favor de la corona. Es un documento legal, el doctor Martínez publicó ese documento en su libro “Los últimos días de Lempira”.

¿Cuál versión cree usted?
Como historiador, considero que el documento de don Mario Felipe Martínez es válido, es un documento de la época, entonces, no tiene sentido negar la historia. Independientemente que una sea una traducción oral y la otra sea un documento oficial, lo importante es que las dos afirman que existió el indígena y que es un símbolo de libertad al dar su vida antes de rendirse.

¿Siente que faltó rigor en estudiar a Lempira como a Morazán y Valle, por ejemplo?
En algún momento cuando se comenzó a dudar de su existencia, tal vez. Recuerde que la carrera de Historia de la UNAH es de 1980. Y la historia de Lempira viene de muchos siglos atrás, los historiadores de la época eran de buena fe, que querían encontrar la verdad, pero la historia, como ciencia, tiene su metodología para comparar los hechos. Vuelvo a decirlo, no tiene sentido negarlo.

Cuesta mucho creer en la segunda versión, ¿por qué será?
Porque en la psiquis del hondureño se tiene grabada la primera versión. Hay reticencia porque rompe los ideales morales: Morir a traición es muy diferente a morir en un cuerpo a cuerpo.

Limpiando al Lempira mítico del real, ¿qué le quitaría a la historia?
Todo es real menos la forma de su muerte. Existió, se sabe dónde vivió, en la zona de Erandique, un pueblo mencionado en las primeras crónicas, existió el gobernador Francisco de Montejo y el capitán Alonso de Cáceres, que luchó contra Lempira. Todo eso es correcto.

Lempira tenía un ejército de 30 mil indios, ¿fue posible?
Probablemente, se podría poner en revisión los 30 mil indígenas que se dicen que tenía a su mando, porque ya aplicando la estadística, por ejemplo, es una cifra muy alta, considerando que era una zona montañosa. Quizá la cantidad más aceptable podría ser unos ocho mil indígenas, tomando como base los censos que los españoles hicieron posteriormente.

¿Fue Lempira el único caudillo de la época?
En realidad, Lempira fue el último caudillo. Antes que él, estuvieron Mazatl en la zona de Trujillo, que combatió contra Hernán Cortés; Copán Galel, que combatió contra Hernando de Chávez en la zona de Copán; Cicumba, que luchó contra Pedro de Alvarado en el Valle de Sula; Benito, un nombre españolizado en la zona de Olancho y luchó contra Gil Gonzales Dávila y Pizacura en la zona atlántica.

¿Cuánto duró la resistencia indígena?
Entre 1525 y 1540. Cicumba, el llamado Señor de Ticamaya, mantuvo a raya a los españoles en el Valle de Sula.

¿Qué habría incidido para que Lempira sea el referente?
Precisamente porque Antonio de Herrera, aunque nunca vino a América, escribió sobre Lempira. Pero hay otras crónicas como las de Bernal Díaz del Castillo que habla de Mazatl y otros cronistas que hablan de los demás.

¿Por qué la moneda se llama así?
Fíjese que el caso de la moneda es especial: En el Congreso allá por 1925 hubo dos propuestas: Una que se llamara Lempira y otra que se llamara Morazán. Se fue a votación y Lempira ganó por cinco votos porque los diputados que votaron en contra de Morazán no creían en el héroe. No es que votaron a favor de Lempira sino en contra de Morazán.

En las primeras monedas, Lempira salía con plumas, ¿es correcto este detalle?
No. El indígena nuestro no tenía la costumbre de usar plumas, guerreros como Lempira a lo mejor usaban una cinta en la cabeza, así que la primera imagen del Lempira de la moneda era de un indígena estadounidense, incluso el perfil era muy distinto. Se hizo una revisión de la imagen y se corrigió usando como modelo a un soldado del Primer Batallón, oriundo de la zona de la Lempira pero no se sabe el nombre.

¿Usted conoce la región donde vivió Lempira?
No, específicamente, lo más cerca que he estado es Gracias, y el resto del occidente.

Sabiendo las dos versiones, ¿cómo se debe enseñar la muerte de Lempira en las escuelas?
Yo digo que se deben enseñar las dos versiones. Sé que algunos colegas, sobre todo en las universidades, incluyen las dos versiones. Lo importante es que el maestro explique en la clase las dos versiones. Es una responsabilidad del maestro.

¿Se fomentan la identidad nacional en los centros educativos?
Tenemos la clase de Historia de Honduras, pero creo que la clase de Educación Cívica debería enseñarse siempre desde los primeros grados, porque ahí se fomenta el sentimiento de pertenencia. No importa que existan dos versiones, lo importante es que el hondureño se sienta identificado con Lempira como el primer símbolo nacional.

¿Qué ofrece el IHAH a los estudiosos de Lempira?
Tenemos acceso a todas las crónicas originarias donde no se menciona a Lempira y los demás caciques, tenemos acceso al libro de don Mario Martínez, incluso, tenemos una biblioteca especializada en las áreas de antropología e historia abierta al público. Y Tenemos el archivo histórico donde se encuentran todas las investigaciones del Instituto desde 1950 que se fundó.

¿Hay historiadores sobre la vida del gran caudillo?
Son decisiones personales como historiador. Yo, por ejemplo, he estudiado más el periodo de la conquista, que comprende entre 1502 a 1560 y otros son especialistas en la colonia. En la carrera de Historia hay muy buenos historiadores y aquí en el Instituto también.

Como no hay respeto hacia los símbolos, hoy es frecuente decirle “desplumado” a Lempira, ¿cuál debe ser el verdadero trato?

Lempira es un símbolo de identidad muy fuerte, lo asociamos a nuestra realidad nacional, para mí es el primero de los símbolos, héroes y próceres. Es el símbolo de fuerza y resistencia contra los extranjeros en su momento. Lempira no peleaba por él sino por su pueblo.

En estos días de conflictividad política, muchos usan a la figura de Lempira en el plano ideológico, ¿qué piensa?

Estoy totalmente en contra de politizar nuestros símbolos patrios. No es que sea malo escoger un símbolo patrio como bandera de lucha pero los símbolos patrios van más allá de una simple ideología.

En estos tiempos de pérdida de valores, ¿qué se debe entender por identidad nacional?
Recordemos que identidad es todo lo que nos identifica ante los demás. Ahora, la identidad nacional es lo que nos identificamos como nación. Son costumbres, tradiciones, creencias, símbolos, que nos dicen que somos hondureños.

¿Tenemos identidad propia como hondureños?
Claro, nuestro primer rasgo identitario es el idioma español, tenemos el xique como baile pero también escuchamos rancheras, que no es malo pero no hay que olvidar nuestras propias raíces.

¿Los pueblos indígenas son más hondureños que el resto de la población?
No. Somos un pueblo con varias identidades, porque los grupos garífunas tienen su propia identidad diferente a los grupos lencas, por lo tanto, tan hondureño es el garífuna como el mestizo o pech.

Factores como la pobreza y el desempleo, ¿afectan la idiosincrasia del hondureño?
En mi opinión personal inciden los niveles de desigualdad, pero tampoco es que los hondureños hemos sido pacifistas, como se cree, recuerde que en 1924 hubo una guerra civil muy dura, son pasajes, a veces bueno porque sirven de catarsis para sacar todo ese descontento social poco a poco y no llegar a conflictos peores.

Cada país tiene su símbolo, el italiano, la pizza; los colombianos, el vallenato; el argentino, el acento, por decir algo, ¿cuáles son los nuestros?
Los primeros son los signos oficiales como la Bandera, el Escudo y el Himno, pero también están los símbolos populares como la baleada o el baile punta.

¿En estos momentos se puede hablar de rescatar la identidad nacional?
Diría que debemos mantener la identidad pero más allá de tener símbolos de identidad lo más importante es sentirnos hondureños, es el primer paso para tener identidad nacional.

Fuente:La Tribuna