Tegucigalpa, Honduras domingo 05 enero 2020
Residente hace cinco años en Estados Unidos, ha viajado desde este lugar para llegar a San Pedro Sula y presentar su agradecimiento y sus peticiones a Dios y a la Virgen de Dolores por lo recibido durante todo el año. Sin embargo, para doña Maolga Perdomo esta visita fue especial, ya que vino para agradecer por su vida pues, según le dijeron sus médicos, luego de dos años de luchar contra el cáncer, ha salido victoriosa de la enfermedad.
“En el 2018 no pude venir a la iglesia para dar gracias a Dios porque estaba recién operada de mi pecho pues me detectaron cáncer, pero aquí estoy junto a mi hija para entregar mi agradecimiento ya que el tratamiento ha dado buenos resultados y esto es por la divina voluntad, misericordia y amor de Dios”, dijo entre lágrimas.
Doña Perdomo y su hija, manifestaron que fueron dos horas y media las que viajaron desde Atlántida para lograr entregar su voto, mismo que fue hecho con mucho amor porque Dios ha permanecido con ellas y su familia durante todo el proceso clínico.
“Este es un viaje que año a año hacemos con la finalidad de poder venir a esta iglesia San Pedro Apóstol y agradecer a Dios por sus bendiciones y por mantenernos siempre de pie y librarnos de todos los males a los que nos exponemos por la inseguridad, pero en especial, estamos aquí para agradecer por la salud de mi madre ya que los médicos le han dicho que solo necesita terminar el tratamiento de cáncer para evitar que reaparezca, detalló Karen Gómez, al mismo tiempo de decir que la petición para este año, es que este sea de mejora en todos los aspectos.
Dinora Murillo, procedente de Baracoa, Cortés, es otra ciudadana quien junto a sus dos hijos y su esposo, decidió viajar a la catedral sampedrana para agradecer a Dios por las bondades realizadas durante el año y asimismo cumplir sus promesas.
“Venimos a darle gracias al Santísimo y al Sagrado Corazón de Jesús por el milagro de la vida de mi hijo porque salió bien en una cirugía de corazón que tuvo recientemente. Él padecía de una enfermedad no común y necesitaba un cardiólogo electrofisiólogo y en nuestro país no hay esta especialidad, pero Dios nos abrió las puertas para lograr realizar la operación de mi hijo quien ahora está sano”, comentó.
Por su parte, Luis Alberto Rios, manifestó que “siento tanto agradecimiento porque yo le pedí a Dios con mucha fe no tener miedo en mi operación. Estuve confiado de que haría el milagro y aquí estoy porque Él siempre me sostuvo de mi mano y no me soltó. Me siento bendecido y volver aquí a la iglesia con el corazón sano simplemente me hace sentir el amor de Dios”.
Estas familias, al igual que muchas, han realizado esta actividad de gratitud ante Dios a manera de tradición, misma que lastimosamente se está perdiendo.
Fuente: La Tribuna