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Waleska Ferrera, migrante hondureña en España

Tegucigalpa, Honduras domingo 08 diciembre 2019

Vida o muerte, es la alternativa para los hondureños que dejan su país. Es una herida abierta para familias enteras porque, muchas veces, significa una despedida para siempre. Waleska Ferrera es el rostro invisible de miles de hondureños que han llegado a España -84 mil, según el último censo- buscando empleo. Como todos, sueña con un futuro mejor amparándose de la generosidad del sistema, que no exige visa como Estados Unidos, pero que tiene el mismo rostro de la migración: Drama, dureza de la vida y el dolor profundo de dejar a sus seres queridos. Ella ya tiene tres años de no verlos. La entrevistamos cerca del paseo “La Castellana”, entre millones de personas en esta ciudad cosmopolita. Hace un esfuerzo para no llorar al recordar el giro que tomó su vida en Tegucigalpa luego de perder su trabajo. Un día, se marchó cansada que le recordaran que tenía más de 40 años cada vez que enviaba su currículum, como experta en ventas y pasante de la carrera de Comercio Internacional.

¿A qué se dedicaba en Honduras?
Trabajé muchos años en ventas en varias empresas como Galloper, Citroen, Kia, Ford y Mazda, es un trabajado interesante, es lo que me gusta.

¿Es originaria de Tegucigalpa?
Sí, crecí en la colonia Montes de Sinaí junto con mis padres y mis tres hermanos. Fue una niñez linda, mis padres responsables, amorosos, nos cuidaron mucho.

¿Sus padres viven?
Claro, mi padre se llama Manuel de Jesús Ferrera y mi madre Rosa Hernández. Mi papá tenía una barbería en el centro que se llamaba Sevilla, muy conocida, pero hace poco la cerró y se jubiló.

¿Se casó en Honduras?
Sí, pero me separé de mi esposo. Tengo dos hijos.

¿Sus hijos están aquí?
No los he podido traer, espero hacerlo cuando logre regularizar mis papeles.

¿Hace cuánto se vino?
Voy a cumplir tres años.

¿Cómo ha sentido el cambio repentino de vida?
Fue un cambio totalmente radical, la cultura es diferente, un país súper desarrollado con metros, trenes, las personas, las comidas, no es fácil adaptarse. Los hondureños somos un poco más dulces, los españoles son pesados para decir las cosas, pero es su cultura, aunque en general son amigables.

¿Qué le gusta de la comida?
Muy rica, muy sana, menos grasas, más a la plancha, más ejercicio, eso es bueno, porque son cosas que no hacemos en Honduras, pero no es porque no queramos caminar sino porque los espacios son reducidos y no tan seguros.

¿Aquí es seguro?
Súper seguro, uno puede andar por todos lados sin ningún temor.

¿Cuál fue lo más duro de dejar su país?
Dejar la familia es lo más duro para todo migrante, más que dejar el confort porque en Honduras uno tiene un nivel, un estatus pero cuando vienes aquí pierdes todo eso, haces trabajos que no hacías allá, te sientes solo y comienzas a llorar, a extrañarlos a todos.

¿Qué le hizo venirse?
La situación en nuestro país está difícil, perdí mi trabajo y no encontraba, ya a mi edad, con 44 años, es difícil hallar trabajos y menos en ventas que es mi especialidad, porque las empresas quieren chicas jóvenes sin importar la experiencia. A mí me miraban y de entrada me decían está muy vieja para trabajar.

¿Aquí no lo dicen lo mismo?
Aquí no tienen ese tipo de limitantes, cuando te miran más bien te dicen que estás muy joven, aquí la edad no es un problema para trabajar.

¿Había pensado migrar?
No, yo estaba bien hasta que perdí mi trabajo, se presentó la oportunidad y aquí estoy con muchas metas por cumplir.

¿Cómo fue esa despedida con sus dos hijos?
Triste. Afortunadamente, mi hija tiene 18 añosy el varón 11. Yo les expliqué los motivos y ellos lo comprendieron.
Tengo la impresión que su decisión fue más por una decepción amorosa…

No, para nada, ríe. De hecho, hace años me separé de mi esposo y no pensaba migrar.

¿Será que tiene un enamorado español?
Tampoco, nada que ver.

¿Sus papás y sus hermanos la intentaron persuadir que no se viniera?
La verdad que siempre he tenido el apoyo de mis padres y de mis hermanos.

¿Se arrepiente?
Tampoco, pienso en un futuro mejor. Pienso positivamente, la soledad no es fácil, prácticamente, es un comenzar de cero, todos los migrantes comenzamos de cero, tienes que estudiar, prepararte para avanzar y no quedarte en el mismo trabajo toda la vida.

¿Por qué España y no Estados Unidos?
España tiene el beneficio de no exigir visas para el ingreso y con la posibilidad de regularte a los tres años cumpliendo ciertos requisitos, como trabajar, buena conducta. Estados Unidos todos conocemos la historia.

¿Su primer choque cultural?
La hora. Cuando aquí me voy a dormir en Honduras anda todo mundo despierto (son siete horas más). Pero realmente, el primer choque que tuve fue de amor. Los hijos llevan a sus padres a un asilo, residencias, le dicen aquí, y se olvidan de ellos, los visitan una vez al mes. Ver esa indiferencia, ese desapego, me impactó, porque en Honduras es habitual que los hijos cuidan a sus padres en la vejez.

¿Son creídos los españoles?
Hay de todo, como en todas partes, personas buenas, personas malas, pero en general hay mucha discriminación.

¿Están llegando muchos hondureños?
¡Uff!, sí. Por la misma razón del desempleo y la delincuencia, dicen, pero también hay hondureños que tienen más de 20 años de vivir aquí.

¿Qué le cuentan?
Me cuentan que han vivido situaciones muy duras y difíciles, que antes era más fácil hallar trabajo, pero hoy no se pueden dar ese lujo porque los migrantes no solo son hondureños, vienen de todas partes de América Latina, África y esas zonas en conflicto del Medio Oriente.

¿Qué le gusta de Madrid?
Como le decía, su desarrollo, su comida, muy sana y fácil prepararla, la seguridad hasta el momento es muy buena, puedes caminar todo el día y te sientes seguro ni a la defensiva o nervioso.

¿Ha pedido asilo?
No. Yo no me vine huyendo o que me andaban persiguiendo ni nada por el estilo, tampoco voy a mentir o dejar en mal a mi país para conseguir un asilo.

¿De qué trabaja?
He tenido varios trabajos, pero ahora cuido a unas personas mayores, mientras puedo estabilizarme y aspirar a otros trabajos, como en ventas, que es mi especialidad.

¿Vive sola?
Alquilo en un piso.

¿Pagan bien al cuidar viejitos?
Bueno, es a lo que puedo aspirar por ahora y he tenido la suerte de que se tratan de buenas personas, me tratan bien, como parte de la familia, y me llevan de vacaciones.

¿Adónde ha ido?
A varios sitios, la playa, Murcia, Mallorca, La Manca.

¿Usted es Real Madrid o Barcelona?
No tengo preferencias por ningún equipo. Tampoco he podido ir a verlos, pero yo acepto ir a ver a cualquiera, soy neutral.

¿Ha pensado regresar?
En mis planes no está regresar, por ahora. Tengo muchos sueños y propósitos, como le he mencionado, prepararme, hacerme de una carrera, traerme a mis hijos.

¿En qué trabajan la mayoría de los hondureños?
En cuidar personas mayores y niños. También trabajan en la construcción, jardinería y oficios parecidos. Mientras no tengas un título no puedes aspirar a más.

¿Cuál es el salario promedio?
Se trabaja por hora, te la pagan a diez euros por hora, pero todo depende si trabajas con jornadas completas o medias jornadas. Puedes ganar de 500 a 900 euros semanales.

¿Es caro vivir aquí?
Muy caro y la comida también. La renta de un piso te puede cuesta 800 euros dependiendo la zona, nada que ver con nosotros allá, que estamos acostumbrados a espacios grandes, casas completas. Y a eso le incluyes agua, luz y la comida.

¿Cómo se transporta?
En metro, bus o trenes. El transporte es uno de los mejores desarrollos de este país pero también es caro.

¿Cómo hace con el frío?
Es un martirio. Hay temporadas que las temperaturas bajan menos de 10 grados, como en estos tiempos de Navidad, pero también es muy caliente en el verano, pero te empiezas a adaptar.

¿Ha estado sin empleo?
No.

¿En qué ciudades hay más hondureños?
En toda España, pero más en Barcelona donde hay una ciudad, Girona, que puedes comer como que estés en Honduras, La Pequeña Honduras, le dicen.

No ha perdido el acento catracho, ¿se le dificulta el español de aquí?
Bueno, yo trato de conservar mis raíces, pero debo adaptarme a aprender palabras porque si no las usas ellos te dicen que no te entienden.

¿Pero si es el mismo español?
Pero así son, dicen que el español de nosotros es muy antiguo.

¿No es al revés?
Ellos dicen lo contrario.

¿Y ya les mostró el “diccionario” catracho?
No, espero no usarlo, no soy mal hablada, ríe.

¿Y los españoles son mal hablados?
Lo son pero es igual a nosotros: Si los escuchas no te ofendes porque no sabes el significado de esas palabras.

¿Por ejemplo?
Para decir “no seas tonto o papo”, como decimos nosotros, ellos dicen “no seas gilipolla”.

¿Y “tío” es una palabra insultante?
No. Es como decir en Honduras “ajá, alero, qué ondas”, algo así. Hay otras palabras normales para nosotros como cipote, pero aquí significa pene, por eso no se usa.

O sea, si me escucha decir “sácame el cipote a pasear”, ¿se asustarían?
No se puede decir. Ríe a carcajadas. Entonces, hay mucho por aprender para poder respetar.

¿Y hay marchas violentas como allá?
No. Hay protestas pero tienen sus lugares y no paralizan la ciudad. Ahora mismo hay un paro de transporte pero ellos lo que hacen es volver más lento el tráfico, el tren y el metro pasa más tarde y no a los cinco minutos habituales. Y son paros parciales, cuatro horas.

¿Piensa mudarse de Madrid?
Por ahora, no, a menos que me salga una buena propuesta de trabajo.

¿Tiene asistencia médica?
La ventaja que hay aquí es que una vez con tus papales, puede comenzar a pagar un seguro para aspirar a una jubilación para tu vejez. Eso es pensar en el futuro porque todos vamos a llegar a viejos. Otra ventaja es que la medicina es gratis.

¿Aunque sea un migrante?
No importa, solo te inscribes y llenas un formato y lo presentas, así que ya tienes una ficha y te siguen atendiendo.

¿Aquí persiguen al migrante?
No. A menos que hagas cosas malas, te podrían detener de lo contrario nadie te molesta.

¿Cómo es el proceso de regularización?
Si no pides asilo político, tienes que esperar que pasen tres años, que tengas los requisitos, tu pasaporte, contrato de trabajo y una cuenta bancaria, entre otros requisitos.

¿Es caro mandar dinero a Honduras?
Sí. Según el monto, te pueden costar cinco euros en adelante.

¿Tiene contacto con los consulados hondureños?
No tengo contacto, nunca he ido a buscar ayuda, ni tampoco ellos salen a buscarnos y ofrecernos. A lo mejor tienen pero yo no estoy al tanto.

¿Qué hace en sus ratos libres?
Voy a la iglesia, salgo a caminar y a conocer la ciudad.

¿Se ha deprimido?
Mucho. Al principio, me atrapó la nostalgia, porque siempre estás apegado a tu familia, sobre todo en Navidad.

¿Se vino resentida con su país?
No. Pero uno de los grandes problemas es el trabajo porque eso influye mucho y lo peor es que después de los 30 años ya no te contratan, te exigen hasta doctorados pero pagan sueldos muy bajos.

¿Qué le aconseja a un lector de esta entrevista que está pensando viajar a España?
Todas las personas somos diferentes y no todos somos fuertes para poder soportar situaciones como las que se viven aquí. No soy quien para decir que lo hagan o no lo hagan. Lo que siempre le puedo decir es que pidan la dirección a Dios.

Aún así, se van a venir…
Lo único que les puedo decir es que no es fácil, tienen que tener mucha fortaleza y sabiduría para poder tomar la decisión porque no pueden decir tampoco me voy y si me va mal me regreso, es un gasto enorme. Si lo haces, lo tienes que hacer con propósito, tomar metas.

¿Hay hondureños que se regresan?
Sí, he conocido muchos que dicen, me regreso, esto no es para mí. Por eso no doy consejos, porque cada quien tiene que vivir su experiencia para saber lo que se siente.

¿Hay hondureños exitosos aquí?
Muchos, hay hondureños que tienen sus propios negocios y hay un grupo que se llaman “Hondureños con éxito en España”, lo que muestra que todo está en uno para alcanzar el éxito.

¿Se anima a mandarles saludos a su familia y amigos?
Por supuesto. Decirles a mi padre y mis hermanos que los amo, a mis hijos que los adoro y a mis amistades que las extraño mucho.

Fuente: La Tribuna

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