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Tegucigalpa, Honduras martes 19 mayo 2020
Parecía el final educativo para 88 niños de la comunidad de El Espinal, ubicada en municipio de Concepción, del departamento de Ocotepeque, quienes, sin los recursos tecnológicos para estudiar en casa, estaban resignados a perder el año escolar.
Sin embargo, el ejemplar equipo de maestros del Centro de Educación Básica «José Alejandro Arita», no permitieron que sus sueños de aprendizaje se los acabara el COVID-19, virus que ha trastocado a la humanidad en todos los niveles y facetas.
NUEVE DOCENTES
Se trata de un grupo de nueve docentes que atienden los niveles de pre-básica (1° a 3°) y básica (1° a 9°). Además de otros tres que enseñan a estudiantes de ciclo común de cultura general.
“Atendemos a 88 estudiantes, los visitamos un día a la semana, asignando tareas y contenidos para que estudien en casa toda la semana”, explica el profesor Duwlas Alexander López.
Según López, la estrategia surgió debido a que la comunidad es considerada la más pobre del municipio, por lo que la mayoría de los estudiantes no tienen acceso a internet para enviarles asignaciones vía redes sociales.
“Ni siquiera tienen televisión para poder ver las clases por el canal del Estado”, agrega el maestro del Centro de Educación Básica «José Alejandro Arita».
Los maestros recorren montañas llenas de caseríos y aldeas para llegar a la recóndita comunidad de El Espinal. “Es bastante complicado llegar, ya que es una de las aldeas que está más lejos del casco urbano. Además, el trayecto de distancia de una casa a otra es bastante lejano”, detalla.
EN SINUAPA
El mismo compromiso por la educación ha mostrado el profesor Manuel Antonio Flores, quien realiza la gesta, pero en la aldea “El Comedero”, del municipio de Sinuapa, Ocotepeque.
El comprometido docente atiende a 17 alumnos de seis tipos de grados y para hacerlo se desplaza hasta la humilde comunidad de casas de tabla o “bahareque”, como le llaman en el occidente del país.
“Estos niños viven en casas fabricadas con varas amarradas, así que está de más decir que no tienen acceso a televisión, teléfonos inteligentes y mucho menos internet, pues viven en condiciones de extrema pobreza sin acceso a algunos servicios básicos, explica el profesor Flores.
Pero el “querido profe”, no se limita a llevar solo el “pan del saber”, pues siempre procura llevar provisiones de alimento a las familias de sus aprendices.
“Algunos amigos de Estados Unidos y nuestro país se han enterado de las condiciones injustas que viven estas familias y me han ofrecido ayuda para llevarles alimentos en este momento de crisis que atraviesa nuestro país”, afirma Flores.
El grupo de maestros ha sacado lo mejor de cada uno de ellos para que los niños puedan seguir estudiando en casa, ya que sus respectivas escuelas permanecen cerradas, así como la del resto del país por la pandemia que ha afectado de distintas formas a toda la sociedad. (
Fuente: La Tribuna
