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29.01.2020
La posibilidad de que Colombia tenga un satélite de observación de la Tierra con características de última tecnología comenzó a abrirse paso este año. El pasado 13 de enero se dio vía libre, a través de un documento de Consejo Nacional de Política (Conpes), para que se empiece a avanzar en la búsqueda del dispositivo ideal.
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Por: Política
28 de enero 2020 , 08:26 p.m.
La posibilidad de que Colombia tenga un satélite de observación de la Tierra con características de última tecnología comenzó a abrirse paso este año. El pasado 13 de enero se dio vía libre, a través de un documento de Consejo Nacional de Política (Conpes), para que se empiece a avanzar en la búsqueda del dispositivo ideal.
Pero esto no se quedó en el papel, sino que de inmediato se acordó la creación de una comisión técnica que espera entregar en marzo un reporte sobre cuál es el satélite ideal que requiere el país, para qué se puede utilizar y cuál es su costo.
La búsqueda del satélite o satélites ideales quedó en cabeza de la Comisión Colombiana del Espacio, que lidera la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, y el comité técnico lo integran los ministerios de las TIC, Agricultura, Medioambiente y Defensa, el instituto Geológico Colombiano, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y miembros de la academia.
“Vamos a hacer una evaluación de los requerimientos colombianos, qué necesita cada sector en materia de observación de la Tierra. Vamos a ir a las entidades para ver cuáles son las necesidades y qué están gastando en observación de la Tierra, incluido el sector privado y la academia”, dijo Ricardo Ariza, director de Proyectos Especiales de la Presidencia.
El punto es que el país invierte anualmente unos 15 millones de dólares en la compra de imágenes satelitales, que no necesariamente representan las necesidades reales del país.
«La idea es que el país avance en el conocimiento de las tecnologías satelitales»
Por eso la idea, de acuerdo con Ariza, es tener unos satélites propios, que se dediquen especialmente a atender las necesidades reales de los diversos sectores del país y generar emprendimientos enfocados a utilizar estas imágenes para generar nuevas aplicaciones y usos”.
Esto es que se pueda utilizar en asuntos de defensa, para la vigilancia de las fronteras, observación de cultivos ilícitos, minería ilegal y hasta para vigilar los movimientos de los grupos irregulares.
También podría tener usos en lo que tiene que ver con la prevención del cambio climático, la prevención de desastres, la protección costera, la navegación marítima y terrestre y el asunto ambiental, especialmente para el sector agropecuario.
Igualmente, se va a mirar con el sector privado qué necesidades tiene y cómo se podría beneficiar con el artefacto. Una vez la comisión técnica defina para qué se va a utilizar el satélite, se buscará a nivel internacional qué ofrece la industria del sector y qué se ajusta al presupuesto del que se podría disponer.
Según Ariza, no sería solo comprar el dispositivo, sino que se buscará que esa compra incluya transferencia de tecnología. Es decir, que la empresa vendedora se obligue a dictar capacitación a colombianos en temas satelitales. “La idea es que el país avance en el conocimiento de las tecnologías satelitales”, reiteró Ariza.
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La posibilidad de que Colombia tenga un satélite de observación de la Tierra con características de última tecnología comenzó a abrirse paso este año. El pasado 13 de enero se dio vía libre, a través de un documento de Consejo Nacional de Política (Conpes), para que se empiece a avanzar en la búsqueda del dispositivo ideal.
Pero esto no se quedó en el papel, sino que de inmediato se acordó la creación de una comisión técnica que espera entregar en marzo un reporte sobre cuál es el satélite ideal que requiere el país, para qué se puede utilizar y cuál es su costo.
La búsqueda del satélite o satélites ideales quedó en cabeza de la Comisión Colombiana del Espacio, que lidera la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, y el comité técnico lo integran los ministerios de las TIC, Agricultura, Medioambiente y Defensa, el instituto Geológico Colombiano, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y miembros de la academia.
“Vamos a hacer una evaluación de los requerimientos colombianos, qué necesita cada sector en materia de observación de la Tierra. Vamos a ir a las entidades para ver cuáles son las necesidades y qué están gastando en observación de la Tierra, incluido el sector privado y la academia”, dijo Ricardo Ariza, director de Proyectos Especiales de la Presidencia.
El punto es que el país invierte anualmente unos 15 millones de dólares en la compra de imágenes satelitales, que no necesariamente representan las necesidades reales del país.
La idea es que el país avance en el conocimiento de las tecnologías satelitales
Por eso la idea, de acuerdo con Ariza, es tener unos satélites propios, que se dediquen especialmente a atender las necesidades reales de los diversos sectores del país y generar emprendimientos enfocados a utilizar estas imágenes para generar nuevas aplicaciones y usos”.
Esto es que se pueda utilizar en asuntos de defensa, para la vigilancia de las fronteras, observación de cultivos ilícitos, minería ilegal y hasta para vigilar los movimientos de los grupos irregulares.
También podría tener usos en lo que tiene que ver con la prevención del cambio climático, la prevención de desastres, la protección costera, la navegación marítima y terrestre y el asunto ambiental, especialmente para el sector agropecuario.
Igualmente, se va a mirar con el sector privado qué necesidades tiene y cómo se podría beneficiar con el artefacto. Una vez la comisión técnica defina para qué se va a utilizar el satélite, se buscará a nivel internacional qué ofrece la industria del sector y qué se ajusta al presupuesto del que se podría disponer.
Según Ariza, no sería solo comprar el dispositivo, sino que se buscará que esa compra incluya transferencia de tecnología. Es decir, que la empresa vendedora se obligue a dictar capacitación a colombianos en temas satelitales. “La idea es que el país avance en el conocimiento de las tecnologías satelitales”, reiteró Ariza.
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Lo que busca el Gobierno es que el aparato sea rentable, y en ese camino, por ejemplo, se examinó el caso de Perú. Ese país vecino gastó cerca de 160 millones de dólares en 2013 y lo tiene en órbita desde el 2016, y en tres años recuperó la inversión.
“La aspiración nuestra es que cuando se termine este gobierno ya tengamos cerrado el negocio, siempre que se encuentre la conveniencia”.
Fuente: eltiempo.com
