San Pedro Sula, Honduras. 29-12-2017
La fe en Dios y el deseo de continuar con la tradición de su madre lleva a doña María Estela Calderón Rodríguez a realizar cada año un nacimiento para conmemorar la llegada de Jesús a este mundo.
Doña María lleva 34 años haciendo la representación del pesebre, donde la Virgen María junto a José permanecen esperando el nacimiento del Hijo de Dios, por lo que las puertas de su casa en la colonia Los Pinos de San Pedro Sula es muy visitada.
Recuerda que desde niña admiraba los nacimientos que otras personas hacían, por lo que un día le pidió a su madre que le elaborara uno.
Desde entonces su pasión por los nacimientos aumentó. Al morir su progenitora continuó con la tradición, para lo cual cuenta con el apoyo de su esposo Jorge Fúnez Leiva, así como de sus hijos y nietos. El pesebre no solo tiene las figuras que representan a Jesús, la Virgen María, José, los reyes magos, sino que también hay otras figuras que dan forma a una ciudad completa, donde se reflejan las diferentes actividades que se realizan.
“Comencé a hacer el nacimiento pequeño, pero mi sueño era hacerlo similar al de mi mamá porque ella elaboraba su nacimiento más grande de como lo hago ahora. Es una promesa que hemos hecho porque de esa manera vamos esparciendo el amor que Dios nos tiene”, dijo doña María Estela.
Recalcó que para el 2018 espera realizar un nacimiento más grande, pues desea ampliar el anexo de su vivienda donde lo elabora y de esa manera, que la gente siga admirándolo y sobre todo reflexionando en el amor de Dios para los humanos, pero sobre todo a los hondureños.
CUATRO MESES FORMÁNDOLO
Cada año, el nacimiento es diferente, tiene más personajes y cada pieza es importante, pues es colocada con mucho esmero y cariño por todos los miembros de la familia de doña María Estela.
Don Jorge, compañero de hogar de María Estela, manifestó que se tarda unos cuatro meses para que el nacimiento quede bien firme.
Detalló que comienzan elaborando los mesones con ramas de árboles y barro, para posteriormente colocar cada uno de los personajes.
“Este año nos costó un poco más porque ya lo teníamos listo y una de las mesas se quebró, por lo que todos los muñecos de barro también se quebraron. Tuvimos que volver a armarlo pero cuando es para agradar a Dios, no importa nada, porque Él mismo nos va dando la fuerza para hacer las cosas bien”, refirió don Jorge.
Añadió que “somos doce miembros de la familia, entre mi esposa, mis hijos, nietos y yo, por lo que cada uno pone su granito de arena para que el nacimiento quede más bonito. Son 34 años los que estamos con esta tradición y esperamos que sean muchos más, porque como lo dijo mi esposa, esto es una promesa que le hemos hecho a Dios, por lo que al faltar nosotros, nuestros hijos deben de seguir y cuando ellos no estén, los nietos y así que vaya de generación en generación”.
Fuente: elpais.hn