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La gripe, también conocida como influenza, puede confundirse con otras enfermedades respiratorias debido a la similitud de sus síntomas, pero presenta características y riesgos específicos que requieren atención, especialmente en personas vulnerables, advierte Mayo Clinic.
A diferencia del resfriado común, la gripe aparece de forma repentina y provoca un malestar general intenso. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran fiebre (no siempre presente), dolor de cabeza, dolores musculares, escalofríos, sudoración, tos seca, dificultad para respirar, fatiga, debilidad, congestión o secreción nasal, dolor de garganta y molestias oculares. En niños, pueden sumarse vómitos y diarrea.
Existen factores que aumentan el riesgo de complicaciones. Niños menores de 12 meses, adultos mayores de 65 años, personas con el sistema inmunitario debilitado, enfermedades crónicas como asma, diabetes o cardiopatías, y mujeres embarazadas o en posparto son especialmente vulnerables. El uso prolongado de aspirina en menores de 20 años también puede aumentar la probabilidad de desarrollar el síndrome de Reye si se contrae la gripe.
Las complicaciones graves incluyen neumonía, bronquitis, infecciones de senos paranasales u oídos, inflamación del corazón, cerebro o músculos, y empeoramiento de enfermedades crónicas. En algunos casos, estas situaciones requieren hospitalización e incluso pueden resultar mortales. Mayo Clinic recomienda buscar atención médica inmediata ante síntomas de emergencia, como dificultad respiratoria, dolor en el pecho, mareos persistentes, convulsiones o debilidad muscular severa. En niños, se deben vigilar signos como respiración acelerada, labios o uñas azuladas o grises, sequedad bucal o síntomas que reaparecen tras mejorar.
El tratamiento depende de la gravedad y el perfil del paciente. Para quienes pertenecen a grupos de alto riesgo o presentan síntomas graves, los profesionales pueden recetar antivirales como oseltamivir, baloxavir, zanamivir o peramivir, que ayudan a acortar la enfermedad y reducir complicaciones. En la mayoría de los casos, la gripe cursa de forma leve y el reposo junto con cuidados en casa son suficientes para la recuperación, que suele producirse en una semana, aunque la tos seca puede persistir más tiempo.
La gripe puede presentarse en cualquier época del año, aunque su incidencia aumenta durante el invierno. Por ello, la vigilancia y las medidas preventivas, como la vacunación y la higiene adecuada, deben mantenerse durante todo el año para proteger la salud y evitar complicaciones.
