¿Por qué algunas personas evitan armar el árbol de Navidad?

08.12.2025

No todas las personas experimentan alegría al preparar el árbol de Navidad. Mientras que para algunos la decoración representa unión y felicidad, para otros puede despertar recuerdos melancólicos, estrés o tristeza, según explican expertos en psicología.

Factores emocionales y sociales

El estrés de fin de año, las expectativas familiares y laborales, y la presión social por mostrarse alegre pueden generar incomodidad. El doctor Rolando Salinas, jefe de Salud Mental del Hospital Alemán, señala que las fiestas suelen traer consigo un componente de ansiedad ligado a la organización de reuniones, balances personales y laborales, y preocupaciones excesivas.

Asimismo, los duelos recientes —ya sean por fallecimientos, emigración de familiares o rupturas— y la soledad se reflejan en la negativa de algunos a participar en tradiciones navideñas. Otros simplemente buscan rituales alternativos que se ajusten mejor a sus propios valores.

Perfiles de personalidad navideña

El doctor Thomas Henricks, profesor de Sociología en la Universidad de Elon, identifica cuatro perfiles comunes durante la Navidad:

• El controlador: organiza y dirige la celebración según sus expectativas, lo que puede generar tensión en los demás.
• El forastero: personas que viven solas o prefieren no participar en celebraciones, incluyendo introvertidos que se sienten ajenos al modelo festivo.
• El atrapado: quienes asisten a eventos navideños por obligación, enfrentando conflictos familiares o presiones sociales.
• El sobrecargado: la mayoría, afectada por la acumulación de estrés, gastos y exigencias físicas y emocionales propias de la temporada.

Consejos para disfrutar la Navidad

Los expertos coinciden en que gestionar el estrés y priorizar lo importante es clave. Salinas recomienda enfocarse en los vínculos significativos y Henricks sugiere ajustar la participación social, elegir las reuniones que realmente importan y crear rituales propios que reflejen los valores personales.

En definitiva, la Navidad no exige un único modo de celebración. Reconocer las propias necesidades emocionales y respetar los límites personales permite disfrutar de las fiestas de manera más saludable y significativa.