Elon Musk lo ha hecho. Después de semanas con idas y venidas de ofertas y ruido (mucho ruido) el magnate sudafricano ha conseguido hacerse con el control de Twitter a cambio de 44.000 millones de dólares. Cifra record, y más para una plataforma que, en los últimos tiempos, no ha dejado de perder inluencia y dinero. Solo en 2021, cerca de 221 millones de dólares. Teniendo en cuenta esto, la falta de interés de los usuarios jóvenes en la herramienta que, a día de hoy, no se encuentra ni entre las diez redes sociales más empleadas, la jugada parece descabellada. Casi como comprarte una BlackBerry en pleno 2022.
Desde el punto de vista de Fernando Checa, profesor de Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y experto en redes sociales, la decisión del padre de Tesla huele mucho más «a capricho de rico» que a interés real en hacer negocio: «Uno que no conozca bien Twitter puede pensar que Musk está comprándo una plataforma que, aunque a día de hoy no representa una oportunidad de negocio clara, en el futuro puede crecer.