Las observaciones de una misión a Marte de larga duración sugieren que el agua líquida pudo haber fluido en el planeta rojo hace apenas 2 mil millones de años, mucho más tarde de lo que los científicos pensaban. Dos científicos que estudian los datos que el MRO ha acumulado durante los últimos 15 años, han encontrado evidencias que reducen significativamente esa línea de tiempo: su investigación revela signos de agua líquida en el planeta rojo hace tan solo 2.000 a 2.500 millones de años, lo que significa que el agua fluyó allí durante cerca de 1.000 millones de años más que las estimaciones previas. Los científicos han realizado numerosos estudios en los últimos años para evaluar la extensión del flujo de agua en Marte, tanto de cerca a través de misiones de superficie como utilizando datos orbitales.
Hace miles de millones de años Marte tuvo ríos y estanques, proporcionando un hábitat potencial para la vida microbiana. A medida que la atmósfera del planeta mermó con el tiempo, el agua se evaporó, dando lugar al mundo desértico congelado que estudia hoy el Orbitador de Reconocimiento de Marte (MRO, por sus siglas en inglés) de la NASA.
Mientras que la forma de ciertas redes de valles indicaba que el agua pudo haber fluido en Marte recientemente, los depósitos de sal brindan la primera evidencia mineral que confirma la presencia de agua líquida. El descubrimiento plantea nuevas preguntas sobre cuánto tiempo podría haber sobrevivido la vida microbiana en Marte, si es que alguna vez se formó.
Las observaciones de una misión a Marte de larga duración sugieren que el agua líquida pudo haber fluido en el planeta rojo hace apenas 2 mil millones de años, mucho más tarde de lo que los científicos pensaban. Dos científicos que estudian los datos que el MRO ha acumulado durante los últimos 15 años han encontrado evidencias que reducen significativamente esa línea de tiempo: su investigación revela signos de agua líquida en el planeta rojo hace tan solo 2.000 a 2.500 millones de años, lo que significa que el agua fluyó allí durante cerca de 1.000 millones de años más que las estimaciones previas.
Los hallazgos, publicados en AGU Advances el pasado 27 de diciembre de 2021, se centran en los depósitos de sal que quedaron cuando se evaporó el agua.
Al estudiar docenas de imágenes de depósitos de sal tomadas por el Espectrómetro de Imágenes de Reconocimiento Compacto para Marte (CRISM) de la nave espacial, los científicos interpretaron una edad más joven para los depósitos de sal utilizando un método de «recuento de cráteres». Cuanto más joven es una región, menos cráteres debería tener, con ajustes para aspectos como la atmósfera de un planeta, lo que permite a los científicos estimar su edad.
La autora principal del estudio, Ellen Leask, realizó gran parte de la investigación como su trabajo de doctorado en Caltech, en Pasadena. Ella y la profesora de Caltech Bethany Ehlmann utilizaron datos del instrumento MRO llamado Espectrómetro de imágenes de reconocimiento compacto para Marte para mapear las sales de cloruro en las tierras altas, ricas en arcilla, del hemisferio sur de Marte, terreno además marcado por cráteres de impacto. Estos cráteres fueron una clave para datar las sales: cuantos menos cráteres tiene un terreno, más joven es. Al contar el número de cráteres en un área de la superficie, los científicos pueden estimar su edad.
Los minerales de sal fueron descubiertos por primera vez hace 14 años por el orbitador Mars Odyssey de la NASA, que se lanzó en 2001. El MRO, que tiene instrumentos de mayor resolución que Odyssey, ha estado estudiando las sales, entre muchas otras características de Marte, desde su lanzamiento en 2005. Ambos son administrados por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por su acrónimo en inglés) de la NASA en el sur de California.
«Parte del valor de MRO es que nuestra visión del planeta se vuelve más detallada con el tiempo», dijo en un comunicado Leslie Tamppari, científica adjunta del proyecto MRO en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA .«Cuanto más del planeta mapeemos con nuestros instrumentos, mejor podremos entender su historia».
El MRO tiene dos cámaras que son perfectas para este propósito. La Cámara de contexto, con su lente gran angular en blanco y negro, ayuda a los científicos a mapear la extensión de los cloruros. Para acercar, los científicos recurren a el Experimento científico de imágenes en alta resolución, que les permite ver detalles tan pequeños como un rover en Marte desde el espacio.
Usando ambas cámaras para crear mapas digitales de elevación, Leask y Ehlmann descubrieron que muchas de las sales estaban en depresiones, que alguna vez albergaron estanques poco profundos, en llanuras volcánicas de suave pendiente. Los científicos también encontraron canales sinuosos y secos cerca, antiguos arroyos que alimentaron la escorrentía superficial (del derretimiento ocasional del hielo o el permafrost) en estos estanques. El conteo de cráteres y la evidencia de sales en la parte superior del terreno volcánico les permitió fechar los depósitos.
“Lo sorprendente es que después de más de una década proporcionando imágenes de alta resolución, estéreo e infrarrojos, el MRO ha impulsado nuevos descubrimientos sobre la naturaleza y el momento de estos antiguos estanques de sal conectados a ríos”, dijo Ehlmann, subdirectora e investigadora de CRISM.
Los científicos han realizado numerosos estudios en los últimos años para evaluar la extensión del flujo de agua en Marte, tanto de cerca a través de misiones de superficie como utilizando datos orbitales. Hace solo unos días, se desacreditó un presunto depósito subterráneo de agua en el polo sur marciano utilizando nuevas interpretaciones de los datos.