El Financial Times ha revelado que China realizó una segunda prueba tres semanas más tarde del primer lanzamiento del misil hipersónico el pasado mes de julio en la que se disparó un proyectil mientras el vehículo deslizante alcanzaba velocidades hipersónicas. Los expertos en defensa y los funcionarios militares del Pentágono expresaron su sorpresa ante el desarrollo tecnológico de China al poner en órbita un proyectil que desafía las leyes de la física y que ningún país ha logrado desarrollar con anterioridad. Sencillamente, el arma imposible cobró carta de naturaleza y se convirtió en una amenaza real. El general John Hyten lanzó su serio aviso sobre las capacidades militares chinas al decir que estas pruebas hipersónicas “deberían crear una sensación de urgencia” en Estados Unidos.
Las nuevas revelaciones apuntan a que la prueba con el misil hipersónico incluyó el lanzamiento de un proyectil separado que fue disparado y que cayó al Mar de China Meridional sin un objetivo aparente, lo cual desconcierta aún más tanto a las autoridades estadounidenses como a las rusas, que siguen sin conocer exactamente cómo Pekín alcanzó ese nivel de avance tecnológico y cuál era el objetivo real del lanzamiento. Pekín, por su parte, ha quitado hierro a esas informaciones argumentando que esa prueba fue una acción “rutinaria” para verificar tecnologías de reutilización aeroespacial.
Según el Financial Times, los funcionarios estadounidenses barajan la posibilidad de que podría ser un misil aire-aire o uno diseñado para confundir a las defensas enemigas cuando el arma hipersónica se acerca a su objetivo. El experto Kyle Mizokamis dice en Popular Mechanics que “parece excesivo y poco rentable lanzar un misil aire-aire en un cohete espacial que luego da la vuelta al mundo” como señuelo.