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Shannon Wait, la joven empleada que se enfrentó a Google y ganó

Shannon Wait

Todo el mundo tiene un límite. Y cuando llega, el desencadenante puede ser una cosa pequeña, un incidente que normalmente no importaría.

El momento de Shannon Wait se produjo cuando la botella de agua que le dio Google se rompió. En el centro de datos donde trabajaba hacía mucho calor, así que pidió otra.

Cuenta que el subcontratista de Google para el que trabajaba se negó a dársela.

Ese momento desató una reacción en cadena que llevó a un anuncio la semana pasada: Google firmó un comunicado en el que dice que los empleados de la compañía tienen derecho a hablar sobre su salario y condiciones de trabajo entre ellos.

Puede parecer extraño incluso que hubiera necesidad de decir algo así.

Pero, de hecho, esto fue la culminación de la batalla de Shannon Wait con la empresa.

La suya es una historia de extralímites de los jefes, una historia que pone en evidencia prácticas directivas que se han convertido en algo habitual en el mundo de las grandes tecnológicas.

Un trabajo duro

Shannon terminó su licenciatura en Historia en 2018 y empezó a trabajar en un centro de datos de Google en Carolina del Sur el siguiente febrero, con un salario de US$15 la hora.

«Estás arreglando los servidores, lo que incluye cambiar discos duros, cambiar placas base, levantar baterías pesadas, de unos 13,6 kilogramos cada una», dice.

«Es un trabajo realmente difícil».

Las oficinas de Google tienen fama de ser creativas, alternativas y divertidas, con mesas de ping pong, snacks gratis y salas de música.

Sin embargo, lo que Shannon describe suena menos idílico.

«La gente no está todo el día jugando como se ve en las películas. El centro de datos es completamente distinto», explica.

Shannon era una contratista en Google. Esto significa que, aunque trabajaba en un centro de datos de Google, en realidad estaba empleada por un subcontratista llamado Modis, parte de un grupo de empresas propiedad de otra firma, Adecco.

Ese complicado arreglo se ha hecho cada vez más común en Google. Cerca de la mitad de las personas que trabajan para la empresa son contratistas.

Promesa de bonos

Shannon dice que, cuando estalló la pandemia, el trabajo se hizo más difícil. Aumentó el número mínimo de tareas a realizar por turno. Pero había una contrapartida.

«Alrededor de mayo de 2020, Google anunció que manejaría la pandemia de forma honorable. Dijeron que iban a dar bonos a todos los empleados, incluidos los contratistas, que trabajaran en persona», relata.

«Llegó el momento en el que supuestamente íbamos a recibir el bono y no aparecía en nuestras cuentas bancarias. Empezamos a preocuparnos, ya sabes, decíamos ‘de verdad me vendría bien ese dinero extra'».

En torno a esa época, recuerda Shannon, los empleados empezaron a hablar entre ellos sobre el bono y la cantidad a la que tenían derecho.

«Nos empezamos a preguntar unos a otros sobre el salario, pero cada vez que el tema salía delante de algún jefe se nos decía que no habláramos de eso».

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