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Proyecto “Estancia Santa Gertrudis”, impulsado por el Comité Danlidense de Desarllo

Tegucigalpa, Honduras lunes  21 octubre 2019

Hace 16 años un grupo de personas comprometidas con los intereses de esta ciudad y particularmente con los niños, emprendió un proyecto salvador de los niños en condición de riesgo social, tarea que en principio fue una aventura sobre algo que a nadie se le cruzó por la mente, ir por las calles buscando a menores mendigando un bocado de comida, durmiendo en las aceras, harapientos y marginados de la sociedad.

Hoy, 16 años después, vemos los frutos de un proyecto de fe. Tocamos muchas puertas en diferentes instituciones del Estado y organizaciones protectoras de los niños, pero descubrimos que lo único que protegían eran los presupuestos asignados para la niñez que más tarde eran utilizados para crear burocracias, cuyos fines siempre ha sido el bienestar personal en nombre de los niños a los que utilizan como instrumentos para beneficio personal.

De las muchas puertas que tocamos y tras las primeras reuniones de trabajo realizadas en la Casa de la Cultura, logramos reunir a un grupo de padres y tutores de los niños en condiciones de riesgo para orientarlos y solicítales anuencia para que sus hijos tuvieran la oportunidad de mejorar su calidad de vida.

Cristian Rodríguez fue el primer alumno de la Estancia, hoy estudia la carrera de ingeniería en la Universidad Católica.

Pocos hoy día conocen quienes están detrás de este proyecto porque no ha sido el fin primordial ser protagonistas, sino gestores anónimos de una obra de fe con gente con características humanas de amor a los niños para prevenir que sean víctimas de la violencia y el abandono por circunstancias de desigualdad social, pobreza y desintegración familiar.

Este proyecto es conocido con el nombre de “Estancia Santa Gertrudis”, lleva ese nombre porque la sede donde funciona el centro, el sitio antes de ser poblado llevaba ese nombre, hoy se conoce como colonia 16 de Mayo.

Narrar lo ocurrido durante estos 16 años resulta imposible. Son muchas las experiencias vividas, los apuros económicos, las urgencias, la necesidad de contar con el apoyo gubernamental era una de las principales gestiones realizadas por el Comité danlidense de desarrollo. Es oportuno señalar que entre las gestiones realizadas estuvieron dirigidas al proceso educativo de los niños que por su condición social eran estigmatizados en las escuelas, sin embargo, logramos que la Secretaría de Educación a través de la Dirección Departamental de Educación nos concedieran docentes y que el centro funcionara adscrito al ahora Centro de Educación Básica “Comunidad Economía Europea”, que funciona en la misma colonia.

La misión del centro es el rescate de niños en riesgo social. Hacer niños felices.

Es importante destacar que el Ministerio Público ha sido un apoyo constante para el proyecto en asuntos de carácter legal, el comisionado departamental de los derechos humanos e instituciones privadas que siempre dicen presente para apoyar el proyecto que hasta la fecha ha logrado el rescate de muchos niños, incorporándoles a un ambiente social diferente.

Cristian Rodríguez y su hermano Emerson fueron los primeros en llegar a la Estancia. Los dos hermanos terminaron la primaria en la escuela del centro, la educación básica y media la realizaron en el Instituto Departamental Oriente, ambos obtuvieron el título de bachilleres. Emerson, ingresó a la Escuela de Policía y Cristian estudia ingeniería en la Universidad Católica a través de una beca otorgada por la empresaria y embajadora del tabaco en Europa y los Estados Unidos, María Maya Selva.

Una de las características relevantes en la vida de estos dos jóvenes que reorientaron sus vidas a través del proyecto, es su espíritu de gratitud y el sentido de pertenencia hacia el centro que les dio la oportunidad de romper las barreras de la indiferencia elevando su autoestima, no ser menos o más que nadie, sino ellos mismos.

Cristian con la nueva generación como instructor de fútbol.

Para Cristian su principal punto de referencia es la “Estancia”, es que aquí fue donde forjó su carácter, donde recibió amor y comprensión, entonces como olvidar, por lo que siente el compromiso de estar cerca y apoyar con su presencia diversas actividades con los niños en el área de los deportes y cada mes, llega para cortar el pelo a los que reconoce como sus condiscípulos.

Gestores, actores y benefactores. La preocupación por los niños comienza por el diagnóstico realizado en diferentes sitios de la ciudad. Es importante destacar el trabajo inicial realizada por dos integrantes del Cuerpo de Paz, Alexandra Chueninw y Tara Templin, sobre la urgencia de resolver el problema de los niños en la calle. El diagnóstico lo realizaron junto a Bertha María Murillo que se unió al trabajo que iniciaron las norteamericanas, cuando realizaba el servicio social, hoy día; Murillo continua siendo parte esencial del equipo.

 

Con la información obtenida, la vicealcaldesa municipal de aquella época, Martha Irías de Alcántara, se procedió a la creación del Consejo Municipal de la Niñez, con una subvención municipal de 10 mil lempiras mensuales, lo demás llegaría por añadidura. Es aquí donde entran en acción los gestores encabezados por el Comité Danlidense de Desarrollo, con algunos de sus miembros comprometidos con la niñez.

Miembros de Codande impulsores del proyecto, Luis Alonso Gómez, Yanina Rivas (maestra) Marianela Rodas Gamero, presidenta del Comité, María Elena Gamero (QDDG) Keylyn Zelaya y Bertha María Murillo.

Los procesos de gestión emprendidos por miembros del Comité han sido permanentes. Los niños venían de hogares desintegrados, pobreza y promiscuidad, necesitaban alimentos, ropa, zapatos, medicinas, útiles escolares, uniformes y lo más importante, amor; quizá esto último, el principal ingrediente para la estabilidad emocional.

Los benefactores y cooperantes llegaron como producto de la gestión realizada por el Comité Danlidense de Desarrollo (Codande). Ninguno de sus integrantes recibe beneficios económicos, su trabajo es de servicio, utilizando recursos propios.

Este proyecto funciona gracias al aporte económico del empresario del tabaco Néstor Plasencia, María Maya Selva, Tabacos Danlí, alcaldía municipal y amigos de la comunidad y el extranjero que desde el inicio se identificaron con esta noble causa en beneficio de los niños.

Fuente: La Tribuna

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