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Biosfera del Río Plátano arriba a 39 años como zona declarada patrimonio de la humanidad

Tegucigalpa, Honduras viernes 16 agosto 2019

Al arribar a sus 39 años de haber sido declarada como área protegida y posteriormente patrimonio de la humanidad por el Fondo de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) la biosfera del Río Plátano y sus habitantes, sufre todavía problemas como la ganadería y agricultura invasiva, tala inmisericorde y la presencia de ladinos procedentes de sectores aledaños a esa región.

La Reserva de la Humanidad y Biosfera del Río Plátano (RHBRP) es un área protegida, donde es totalmente prohibida cualquier actividad de tala ilegal, así como la agricultura y ganadería extensiva sin control en la zona núcleo, a pesar de los esfuerzos constantes de los distintos sectores institucionales, desde el Instituto de Conservación Forestal (ICF) y los entes encargados de velar por el respeto a las leyes nacionales.

En la biosfera viven cuatro pueblos originarios, una población Pech, que fueron los primeros en esa zona, una pequeña población tawahka, que limita con la biosfera de Río Plátano por el lado de wampusirpe, la más grande es la población misquita y las comunidades garífunas.

Todo ese esfuerzo por el cuidado y respeto a los grupos que ahí habitan, como a los recursos naturales es acompañado por una fuerza de tarea integrada por el Ministerio Público, Fuerzas Armadas, Procuraduría General de la República, Miambiente, Policía Nacional e ICF, todos juntos para ejercer una acción contundente.

La RHBRP es una de las áreas más protegidas de Mesoamérica, representa el 7 por ciento del territorio hondureño. La ciudad perdida KAHA KAMASA es parte de su patrimonio y riqueza cultural invaluable. La región es hogar de pueblos indígenas y afro hondureños; Miskitos, Pech, Garífunas y Tawahkas.

Los principales problemas, además de la tala ilegal y la extensión de la agricultura y ganadería sin control, se suman la venta ilegal de piezas arqueológicas, tráfico de especies de flora y fauna y crimen organizado.

Otro aspecto atendido por el ICF, es el establecimiento de un sistema de catastro en la zona de amortiguamiento de la reserva, acción que de forma inicial se hizo con las municipalidades de Dulce Nombre de Culmí e Iriona, ubicadas en los departamentos de Olancho y Colón, respectivamente.

Al poseer información catastral confiable el Estado puede realizar de mejor forma los procesos de regularización de la tenencia de la tierra, asegurando a los pobladores de la zona sus derechos de usufructo, pudiendo traspasar estos a su descendencia, así como ser beneficiarios de permisos para el aprovechamiento forestal y servicios municipales.

El sistema de catastro municipal contiene información de más de 17 mil predios en ambos municipios, de los cuales unos 5 mil se ubican dentro de la zona de amortiguamiento de la reserva y cubren más de 700 kilómetros cuadrados.

Especies en riesgo

La variedad de especies de fauna silvestre en esa región es rica, pero muchas en riesgo de extinción, especies de tortugas, el tapir, por mencionar algunos, corren riesgo de terminarse, debido a la caza sin control, a veces por puro afán de cazar, ignorando el daño que le hacen a la naturaleza.

Además de servir de alimento a los aborígenes de las distintas tribus, son los animales los que trasportan las semillas y mediante sus heces dan nueva vida a los distintos árboles y dar comienzo a un nuevo ciclo reproductivo.

Obviamente hay diferentes manejos de alimentación y en el caso de los pueblos indígenas éstos basan su dieta de especies silvestres pero de forma sostenible, el problema lo originan los mestizos que cazan más de lo que requieren para consumo y es notoria la reducción de algunas especies que son importantes para los habitantes de la biosfera. Para reducir esa problemática solo se debe aplicar la ley que prohíbe la cacería, decisiones que se deben tomar en concordancia con los pobladores indígenas, y más que todo evitar la deforestación.

A 38 años de dicha declaratoria, de no haberse tomado tal decisión no existiría el área protegida, ni el mismo Río Plátano, sin embargo, no se puede obviar, la situación de pobreza y las invasiones aún persisten pero la cobertura y protección del bosque alcanza el 70 por ciento y se mantiene.

Fuente: La Tribuna

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