Tegucigalpa, Honduras sábado 11 mayo 2019
Hay muchas madres que no solo se dan la tarea de traer a luz a sus hijos, sino que también son ese apoyo fundamental pese a cualquier adversidad que les presente la vida.
Irma Álvarez es un buen ejemplo de imitar porque a diario demuestra que el amor y paciencia de una madre sobrepasa los límites.
Su historia es digna de imitar porque ella acompaña todos los días a su pequeño Olger Javier López Álvarez a la escuela y no solo se encarga de irlo a dejar al centro educativo, sino que también se queda junto a su niño recibiendo clases. Esto se debe a que Olger Javier nació con problemas en su nervio óptico ya que no se le desarrolló bien, por esa razón el estudiante tiene baja visión y también estrabismo.
Con mucha satisfacción Irma expresó que “recibo clases con mi hijo todos los días porque cuando la maestra escribe algún tema en la pizarra yo me encargo de dictarle a Olger lo que ella ha escrito. Él no distingue la letra desde largo y por eso me quedo siempre con él para apoyarlo en sus estudios”.
Detalló que desde que su hijo está en primer grado ha tenido el apoyo de toda su familia ya que primero se quedaba una de sus hijas
Fuente: El Pais