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Tegucigalpa,Honduras 31 marzo 2019
El 22 de marzo de 1989 nació una esperanza para los niños sordos y mudos, al fundarse la Escuela para Sordos “Amor en Acción”.
Esta noble institución actualmente funciona en el barrio El Olvido, en el centro de la capital, pero sus primeras instalaciones estuvieron ubicadas en la colonia San Ángel, en Tegucigalpa.
En el centro educativo, los niños y jóvenes reciben educación primaria y lenguaje de señas, para que puedan comunicarse de mejor manera.
La presidenta y fundadora de este gran proyecto, Carmen Girón, relató que a lo largo de 30 años le han cambiado la vida a muchas familias.
“Todo inició con el nacimiento de mi hija, y algo que mi Padre Celestial me encomendó, y con algunas dificultades, a través de los años, pero hemos logrado cambiar vidas y formar hombres y mujeres de bien”, manifestó Girón.
Esta escuela taller actualmente cuenta con 35 estudiantes de diversas edades, en varios niveles educativos, sin embargo, todos inician con su aprendizaje de señas, tanto los padres como los alumnos reciben este aprendizaje.
Por las tardes, los niños reciben diferentes talleres como corte y confección, barbería, belleza y otros en los que con el paso del tiempo se gradúan y ejercen estos oficios.
La entrevistada dijo que “aquí facilitamos a nuestros alumnos todo lo que necesitan para sus clases y los diferentes talleres”.
“Ellos aquí reciben todo, útiles escolares, alimento diario y se les ayuda con el transporte a quienes lo necesiten”.
La directora y fundadora del centro educativo, Carmen Girón, recibió un reconocimiento por su intachable trabajo.
Algunos de los instructores y maestros son egresados de este gran proyecto y otros exalumnos trabajan en otras escuelas con este tipo de personas.
Girón recalcó que los padres que quieren que sus hijos estudien en la asociación, deben hacer la respectiva matrícula y brindar la información sobre el niño. En el caso que su situación económica se los permita, deberán pagar una mensualidad de 100 lempiras.
“Aquí se atiende a estudiantes desde los 6 años hasta los 23 años de edad, todos ellos inician con el aprendizaje de clases de lenguaje de señas”.
Los padres de familia califican el proyecto como una gran oportunidad en la que los pequeños pueden estudiar y formarse en un oficio, y donde algunos aprenden a hablar, a pesar de ser sordos.
Algunos de los alumnos vienen de zonas conflictivas de la capital o de distintos puntos del país, motivos que los hacen aún más vulnerables, “pero aquí se les presta toda la atención necesaria para que puedan salir adelante”.
En la escuela se les brinda atención médica dental, psicológica y educación deportiva, por lo que algunos alumnos han representado al país en competencias internacionales de deportes.
Entre las paredes de esta escuela también hay historias tristes, de superación y de luchas constantes para lograr superar los obstáculos y ser hombres y mujeres de bien.
Algunos jóvenes han encontrado una salida al mundo de las drogas y una oportunidad para reintegrarse a la sociedad y ser personas de provecho.
Fuente: La Tribuna
