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La cal, valiosa fuente de empleo familiar en crisis al bajar ventas

Tegucigalpa, Honduras 11 marzo 2019

“Unas son de cal y otras de arena”, reza el dicho popular que advierte que hay días buenos y otros malos. Sin embargo, para los habitantes del caserío El Estero y para la familia Valladares, de la aldea Las Quebradas del municipio de Talanga, la cal es su principal rubro de producción y empleo.

El mineral es obtenido de la piedra caliza que abunda en esa zona, labor en la que trabajan adultos, niños, jóvenes y hasta ancianos, porque es la única forma de subsistencia de la mayoría de los pobladores.

La “cal viva” es un término asignado a todas las formas físicas de donde se puede extraer el óxido de calcio y su símbolo es (CaO); se obtiene de la calcinación de las piedras calizas, producto que es utilzado en las tomateras, siembras de chile y en empresas camaroneras. El producto también es usado para pintar muros y paredes, desde la antigüedad.

El trabajo para el procesado de la cal comienza con la extracción de las piedras en cerros donde abunda el mineral.

FAMILIA DE “CALEROS”

Santos Fulgencio Valladares (45), igual que otros miembros de varias generaciones de su familia, por muchos años se ha dedicado a la producción y comecialización de la cal, en la aldea Las Quebradas.

Junto a dos hermanos y varios primos, desde hace 25 años, Santos Fulgencio utiliza barras, piochas y azadones para sacar piedras calizas de un cerro, donde hace 26 años, su padre, Pedro Fulgencio Valladares (52), murió soterrado mientras realizaba esa misma labor.

El proceso para elaborar la cal comienza con la recolección de la piedra, luego la transportan hasta el horno, donde realizan un trabajo casi “arquitectónico”, ya que aunque las piedras las colocan unas sobre otras, estas no se caen.

Los nombres de los pasos para acomodar la piedra dentro del horno son: sobre, ripio y al final forman “la campana”, que producto de la física, de forma circular, se sostiene en el aire.

El procedimiento al que denominan “sobre” es la labor de ir colocando una piedra sobre la otra, “ripio” le llaman a la acción de colocar las piedras pequeñas para acuñar las grandes, y “la campana” es el nombre que le dan a todas las piedras colocadas de manera circular.

Concluida “la campana”, por tres días se cocina la piedra a fuego lento y al cuarto día le meten más leña al horno para que aumente la temeratura, hasta concluir el ciclo.

CALOR INSOPORTABLE

Aníbal Adalberto Andino Valladares (47), primo de Santos Fulgencio, manifestó que, “es triste hacer este trabajo, porque para extraer la piedra uno debe estar bajo los fuertes rayos del sol, y cuando se está en el proceso de la quema, hay que estar pendiente las 24 horas del día y aumentan las temperaturas, al grado que el sudor le cae por todo el cuerpo”.

Aníbal tiene más de 27 años de trabajar en la elaboración de la cal y le da gracias a Dios por no haber sufrido ningún accidente mientras ha laborado en este rubro.

“Cada hora, por siete días consecutivos, hay que estar atizando el horno para que se mantenga la temperatura de unos 800 grados centígrados, pero todo el proceso, desde el acarreo de la piedra, es de unos 15 días…”.

“… y a pesar de tanto sacrificio, al final es poco lo que se gana, porque el producto se vende muy barato en el mercado nacional, porque no reconocen el trabajo arduo que se hace para convertir las piedras en cal”, lamentó Aníbal.

“En este trabajo uno debe olvidarse que existe fin de semana para descansar, porque el proceso de la quema para obtener la cal es de entre siete a nueve días, dependiendo del tamaño del horno”, explicó.

Por su parte, Bernardo Nicolás Valladares, primo de Santos Fulgencio y de Aníbal Adalberto, relató que “mi padre, Nicolás Valladares (86), es el único sobreviviente de la primera generación de caleros de la familia Valladares”, quien aún con su avanzada edad, trabaja a la par de tres hijos en la producción de cal.

En esta labor se corren muchos peligros de accidentes, porque los trabajadores deben subirse hasta las partes más altas de los cerros para sacar el material calizo.

GENTE DE TRABAJO

Las fuentes de empleo que genera el rubro de la cal en El Estero, permite que los jóvenes se mantengan ocupados, por lo que no es común ver personas vagando en el lugar, según afirma Rigoberto Arévalo Ferrera (73), presidente de la Cooperativa “Renacer Los Pinos”, dedicada a la producción, procesamiento y comercialización de cal, en el caserío El Estero, aldea Las Quebradas, en el municipio de Talanga.

“Lo mejor es que no se registran crímenes, a diferencia de otras comunidades del municipio de Talanga, porque también se ha cuidado de que no haya cantinas ni billares, porque esos antros solo sirven para corromper más a la sociedad”, criticó el dirigente cooperativista.

“El proceso para la producción de la cal consiste en llenar el horno, adentro se debe hacer una especie de domo con las piedras calizas, lo que en Honduras le decimos campana; después del domo se va colocando la piedra en forma de columna para hacer algo como la forma de un ombligo y se le pone de cuña las piedras pequeñas para que no se caiga”.

“Al meterle fuego al horno, este debe comenzar algo suave hasta el tercer día, para que salga la humedad de las piedras, pero al cuarto día se le mete más madera para que suba la temperatura, este proceso dura entre siete y nueve días, eso dependiendo del tamaño del horno”, explicó Arévalo.


Fuente:La Tribuna

 

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