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Fotosestudios innovan sus servicios para sobrevivir

 

Tegucigalpa, Honduras 18 febrero 2019

El celular ha desplazado a la cá­mara fotográfica pues hoy en día es difícil que una persona no ten­ga uno de esos aparatos de alta tec­nología, a tal grado que en los cum­pleaños, bautizos, bodas, confe­rencias o cualquier otro festejo las personas sacan sus teléfonos inte­ligentes para captar los momentos que quieren recordar.

Es por esa razón que un alto porcentaje de personas ya no vi­sitan los fotoestudios, negocios que se han visto obligados a inno­var servicios para no desaparecer.

En San Pedro Sula existen al menos cuatro fotoestudios fuer­tes, quienes se han destacado por ser los pioneros en brindar un ser­vicio de calidad a sus clientes: Am­plifoto Fajardo, Villatoro, Fotogra­fía y Diseño, Fotoestudio Aníbal y Foto Menjívar.

El propietario de Amplifoto Fajardo, Juan de Dios Fajardo, di­jo que “tiene el fotoestudio desde hace 45 años. Comentó que “la fo­tografía desde el 2005 cambió to­do el sistema, a nivel mundial, de lo analógico a lo digital”

INVERSIÓN

Explicó que lo analógico es lo manual. Antes las personas toma­ban fotografías con rollos de pelí­cula, mientras que hoy todo es di­gital, por lo que quienes están en el negocio se vieron obligados a hacer cambios. “Tuvo que hacer­se una inversión fuerte porque en la fotografía digital las máquinas valían tres o cuatro veces más de lo que valía una máquina de ro­llo. Las máquinas de rollos las bo­tamos, ni siquiera como chatarra las usamos, todo eso se desechó”.

Apuntó que “se botaron miles y miles de lempiras porque tenía­mos cuatro máquinas de rollo y el promedio de pérdida, o quizá el cambio de sistema, fue de 30 o 40 mil dólares entre todas las máqui­nas”, recordó Fajardo.

Detalló que la maquinaria nue­va costaba de 60 mil a 80 mil dó­lares y “nosotros compramos má­quinas usadas, porque nuevas son inaccesibles. Las máquinas usadas, cuando inició la fotografía digital, andaban entre 30 y 40 mil dólares”.

A pesar de la inversión, la de­manda del revelado de fotos ha de­caído porque “la gente ahora ya no revela fotos. Ahora la gente utiliza las imágenes para ponerlas en su Facebook. Las máquinas bajaron su precio casi en un 50 por ciento”.

Sobre la forma de hacer fren­te a la tecnología, respondió: “Ahí está el gran detalle de la fotogra­fía, porque hoy es diversificada. La fotografía se imprime en madera, en cerámicas, camisetas y en tazas. Entonces ese es el nuevo compo­nente que tiene la fotografía. To­do eso es la nueva tendencia, que a la gente le gusta andar una cami­seta con su foto”. Enfatizó que en la década de los 90 revelaban de cuatro mil a cinco mil fotos diarias. Hoy en día imprimen de 200 a 300.

Josefina Villatoro es dueña del Fotoestudio Villatoro, Fotografía y Diseño. Ella también ha tenido que darle nuevos servicios a la po­blación, “como decorados, recons­trucciones, ampliaciones de fotos, sublimación en llaveros, camisas, tazas y cerámica. La sublimación es plasmar la imagen o un texto en una tela, cerámica, lápiz o donde el cliente desea”.

Refirió que a diferencia de anta­ño, ahora en cada fotoestudio de­be haber un experto en diseño por­que la tecnología digital les permi­te mejorar las imágenes en com­putadora.

“La fotografía no es que ha de­caído, sino que ha innovado, entra­do a un sistema más bonito, por­que ahora se puede poner en cual­quier plataforma”.

Explicó que con la salida de los celulares con alta resolución de cá­mara, se han tenido que poner al día en el cambio de máquinas “por­que si no, no podremos ayudarles a los clientes en lo que necesitan”.

Rememoró que ellos usaban las máquina análogas, pero con la modernidad tecnológica también compraron maquinaria digital.

“Las cámaras de rollos queda­ron abolidas. Ahora ya no se ha­bla de negativo, que era el princi­pal dispositivo para extraer la foto a papel. Ahora con que uno tenga una imagen en Facebook, Whats- App u otra red social se extrae y se pasa a través de la red al dispo­sitivo de la máquina. Lo digital es mejor porque se puede mejorar la imagen, quitar el brillo, poner fil­tro o lo que el cliente quiera ha­cerse”.

Dijo que es muy raro que las personas se tomen fotos en el es­tudio porque ahora prefieren to­márselas con sus teléfonos. “La

mayoría de clientes en sus celu­lares traen las imágenes y noso­tros lo que hacemos es que co­nectamos a través del ‘Blue-tooth’ o en una memoria expan­dible para poder imprimirles las fotos. Algunos siempre tienen la necesidad de tomarse fotos pa­ra conseguir empleo, sacar la vi­sa, pasaporte o tener algún car­né, pero la demanda ha bajado”.

Ante la crisis de baja demanda expresó que “mi hermano tuvo al­rededor de 30 agencias en el país y solo ha quedado una en San Pe­dro Sula y otra en Choloma, pero siempre seguimos batallando en esto de la fotografía”.

Para obtener un buen mercado la mayoría de estos negocios ma­nejan casi el mismo precio. Ha­cer una taza con foto cuesta en­tre 100 a 180 lempiras, almoha­das decorativas con fotos valen 250 lempiras y las camisetas con cualquier imagen tienen un valor de 200 lempiras.

Óscar Menjívar es propieta­rio de Foto Menjívar y también ha sentido el bajón en su nego­cio. Dijo que hace 42 años abrió el fotoestudio en Santa Rosa de Copán y a pesar que las personas casi no visitan esos negocios, ha­cen el máximo esfuerzo por no ce­rrarlos.

“Ha bajado mucho la venta de fotografías y la mayor parte nos hemos quedado con hacer am­pliaciones, restauraciones, ven­der enmarcados, camisas o tazas”.

Considera que la salida de ce­lulares de alta gama les ha perju­dicado. “La gente toma las fotos de sus eventos, pero no imprimen las fotos, sino que las guardan en el teléfono. El precio de la foto­grafía siempre la mantenemos a 6 lempiras por cada foto, talvez ellos piensan que guardando las fotos las pueden conservar, pero no es lo mismo que las hagan en fí­sico para que perduren más tiem­po”, expresó Menjívar.

Explicó que las fotografías en papel duran unos 100 años, de­pendiendo del cuidado de la gen­te. “Los precios de las restaura­ciones dependen de lo dañado, pero si es una 8×10 cobramos 100 lempiras”, apuntó. También los fotógrafos del parque central han sentido la disminución de traba­jo. Para el caso, Enrique Contre­ras aseguró que “la tecnología en los celulares nos ha venido a afec­tar bastante. Es muy poco que los sampedranos nos busquen. Cuan­do sale un cliente, mis 15 compa­ñeros y yo peleamos por atender­lo. A veces nos vamos sin hacer nada porque la gente ahora usa los teléfonos con buena cámara”, la­mentó este fotógrafo con 30 años de experiencia.

 “Para dar un mo­derno servicio tuve que invertir L6,200 para com-prarme una impresora y entregar la foto a los clientes en menos de un minuto. Pero la gente prefiere usar el celular”. Enrique Contreras, fotógrafo del parque.

 “Ahora la gente solo quiere las fotos, pero no las impresiones, quizá porque no tienen dinero o no quieren gastar. Por eso hacemos tazas, almohadas o camisas con foto”. Josefina Villatoro.  

Hay que tener innovación por­que el estudio que no innova no hay manera que pueda sub­sistir. Hay que po-nerse a tono con la nueva tecnología”. Juan de Dios Fajardo.

“Estamos bata-llando por tener abiertos nues­tros negocios, aunque estemos en pérdidas. Hemos cerrado varias sucursa­les. Tuvimos que crear nuevas ideas para atraer a los clientes”. Óscar Menjívar.

 

Fuente: El Pais

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