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Dejan sus profesiones y se convierten en empresarios

11.06.2018

“Cuando usted trabaja para alguien, usted está trabajando para los sueños de esa persona. Estamos luchando por nuestros anhelos para dejar un legado a nuestras hijas”, expresa Carol Acosta, propietaria de Lencafé, un sitio pequeño, pero acogedor, que ella y su esposo han trabajado arduamente.

Hace dos meses, aproximadamente, Carol y su esposo Marcelo Rivera lo inauguraron. Ambos trabajaron bastante tiempo en sus respectivas profesiones: ella es ingeniera industrial y el ingeniero en Sistemas.

No obstante, el espíritu emprendedor que corre por sus venas los hizo dejar atrás la academia para dedicarse de lleno a su negocio. Marcelo dice que llevan cinco años dedicándose a los negocios. Comenzaron en las ferias vendiendo helados y café.

“Después teníamos ventas esporádicas. Cuando había eventos en la iglesia, el pastor nos decía que hiciéramos el servicio. Luego empezó el Bazar del Sábado y pensé que era la oportunidad para que fuera un medio constante para vender”. En el Bazar también comercializaba máquinas para hacer café.

El café garífuna se ha vuelto una sensación entre los visitantes. Carol y Marcelo aseguran que es una verdadera innovación.

EL ORIGEN

El nombre de Lencafé hace alusión al lugar donde es cultivado este grano: las montañas de San Andrés, en Gracias, Lempira. El propietario del Lencafé admite que emprender no ha sido nada fácil.

“Fue complicado. Es algo que viene iniciando con la ayuda de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés. De ellos hemos recibido apoyo para este proyecto”.

Carol relata que legitimarse como empresa fue lo más complejo, pero no imposible. “Mi esposo y yo somos una sociedad y decidimos legalizarnos porque creo que el orden trae bendición. Registramos la marca porque era uno de nuestros sueños”.

Refiere que tener su propio local fue uno de los primeros pasos. Su sueño ahora es que su marca se vuelva una franquicia y tener sucursales a nivel nacional. “Quién sabe y en un futuro Lencafé se internacionalice”, asevera Carol.

Estos esposos tuvieron que asistir a clases de barismo para saber cómo atender el negocio de la mejor manera. Como vienen empezando, no pudieron darse el lujo de contratar más personal.

“Ambos tomamos cursos. Mi esposo ya se especializó como barista, a mí me hace falta aún”. Carol es la encargada de hornear los pasteles de chocolate, zanahoria y de hacer los paninis que se venden. Lencafé está decorado con tejidos y cuadros lencas haciendo honor al nombre del negocio. Además, ofrece una bebida que hasta los momentos es única en San Pedro Sula: “el café garífuna”.

Marcelo dice que esta es una bebida de salón. “Dijimos: vamos a hacer una bebida autóctona hondureña. Entonces, conjugamos dos culturas significativas, como el guiffiti de los garífunas y el café de altura de la zona lenca”.

fuente: elpais.hn

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