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El rescate de la ENEE, un desafío difícil de sortear»

18.09.2017

Ha sido un dolor de cabeza y un hueso duro de roer el manejo de las finanzas de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica.

El desbalance entre los ingresos y los gastos de la institución ha ejercido un enorme peso sobre el fisco nacional, al grado de representar un significativo porcentaje de la deuda pública del país.

El saneamiento de las finanzas de la ENEE sigue siendo uno de los mayores desafíos de la hacienda. Y así lo han reconocido tanto los integrantes del Gabinete Económico como los técnicos del Fondo Monetario Internacional.

Uno de los factores más difíciles lo constituye justamente la recuperación de las pérdidas de la empresa, un renglón en el que se destaca un lento avance de apenas tres puntos.

No ha sido posible imprimirle más celeridad al proceso que busca darle un equilibrio al cuadro financiero de la ENEE dentro de un proceso general de reforma del sector energético.

A julio de este año, la estatal contabilizaba un déficit acumulado superior a 51,500 millones de lempiras y deudas con los proveedores por un valor que se acerca a los cinco mil millones.

Son profundos los agujeros fiscales de la institución, generados por las pérdidas que rondan el 30 por ciento y por los fallidos procesos de distribución, mantenimiento y comercialización de energía eléctrica.

El ente de energía ha ido de traspiés a tropezones en su operatividad y gestión administrativa, como consecuencia de las draconianas negociaciones de los contratos de licitación, los excesos de todo tipo y, en fin, de las maquinaciones que en el pasado se conjugaron para propiciar la perturbación financiera de la ENEE.

Son más dudas que certezas las que se han proyectado para la vida de mediano y largo plazo de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica. Se ha planteado que la entidad será absorbida por la Secretaría de Energía.

Habría que poner en la cuerda floja la operación de la nueva estructura, porque, tomando como base lo que ha ocurrido en el pretérito, se corre el riesgo de que la cartera ministerial de Energía se convierta en otra carga como ocurre en la actualidad con la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica (CREE).

La deuda con los abonados se ha profundizado con creces en los terrenos de cobertura, inversión en la generación, transmisión y distribución.

El factor más sensible y el que afecta mayormente a la población es la evidente inequidad en la calidad del servicio y en los métodos de facturación por el suministro que todavía no alcanzan los niveles de aceptable eficiencia.

Las aristas débiles del sector energético del país son varias. Es un reto que no ha podido ser enfrentado con solvencia y en tanto estas alteraciones no sean salvadas, Honduras no podrá salir del circuito cerrado en que se encuentra ni contar con un aparato de energía eléctrica capaz de empujar la transformación del país.

fuente.radiohrn.hn

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