Tegucigalpa, Honduras. 10.06.2017
Las vertientes o “chorritos” de agua que se fugan del afluente de El Picacho, en el Distrito Central, son una fuente de abastecimiento para ciudadanos que carecen del recurso vital, para el uso diario en sus hogares.
En un afluente del río Choluteca que pasa por el barrio El Jazmín de Tegucigalpa, los pobladores de escasos recursos económicos han aprovechado un chorro de agua que desde hace algunos años brota entre las piedras.
De zonas aledañas, llegan jóvenes, niños y adultos mayores a bañarse, tomar agua y lavar ropa a la pequeña salida del recurso.
Estos capitalinos son parte de los mil millones de personas en el mundo que no cuentan con agua potable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El jefe de Operaciones del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), Tomás Romero, dijo que las vertientes abastecen a muchos habitantes, pero que no se captan en la red, porque producen muy poca cantidad de líquido.
Un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), establece que en Tegucigalpa y Comayagüela, el 35 por ciento de las familias no reciben en sus casas el agua, por lo que buscan otros medios para abastecerse.
Agrega que el resultado de esa escasez de agua es un férreo calendario de racionamiento. De esta manera, cientos de habitantes se ven obligados a halar agua en baldes, pues quienes más sufren con la sequía son los niños y niñas de los barrios marginales.
Fuente: elheraldo.hn