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Francia ha presentado un plan llamativo para parte de sus desechos nucleares: convertirlos en tenedores y cacerolas

Francia planea convertir parte de sus desechos nucleares en tenedores y cacerolas

Francia es, con diferencia, la mayor potencia nuclear de Europa. Pero el envejecimiento de sus centrales la ha obligado a desmantelar los reactores más viejos y apostar por nuevos reactores modulares SMR. En cuanto a los desechos de sus centrales, parte del plan pasa por convertirlos en cubertería.

Reutilizar materiales de plantas nucleares no es algo inédito. Suecia y Alemania ya tienen formas novedosas de reciclar metales provenientes de reactores desmantelados. Aun así, la propuesta de la empresa estatal francesa Électricité de France es llamativa. Mientras encara el cierre de los reactores de Fessenheim, la central nuclear más antigua de Francia, EDF propone aprovechar parte de su material para hacer tenedores, pomos y cacerolas.

A falta de un debate público y el visto bueno definitivo en febrero de 2025, el plan de EDF es crear un centro de reciclaje de 15 hectáreas cerca de la central de Fessenheim, que fue clausurada en 2020.

Solo los materiales «de muy baja radiactividad» se convertirían en hierro fundido o acero para fabricar nuevos productos, aclaró la empresa. Otros metales se enviarían a instalaciones de procesamiento de residuos nucleares, como ocurre habitualmente en estos casos.

El nuevo centro de reciclaje tendría capacidad para procesar 500.000 toneladas de metales poco radiactivos en un periodo de 40 años. El 85% de los metales se fundiría por completo en un horno de arco eléctrico a 1.650 ºC. El 15% restante se filtraría y devolvería a las instalaciones de almacenamiento nuclear sin reciclar.

Los metales reciclados producirían lingotes de unos 20 kg destinados a la industria metalúrgica convencional. El producto derivado podría ser básicamente cualquier cosa, una posibilidad que ya se ha encontrado con el rechazo de organizaciones ambientalistas como Stop Fessenheim:

«Imagínese que algún día esa chatarra radiactiva termina en los muelles de su colchón, en sus macetas o en la parte metálica del cochecito de su bebé. Es una forma de diseminar la radiactividad».

Hasta 2022, la ley francesa prohibía la recuperación de residuos de las centrales nucleares según un principio de zonificación, que consideraba que cualquier residuo de una instalación nuclear era radiactivo. Pero la ley cambió ese año y ahora reutilizar residuos de bajo riesgo está permitido.

Laurent Jarry, antiguo director de la central Fessenheim, defiende que estos metales son esencialmente chatarra. Como cualquier otro material, su nivel de radiación está por encima de cero, pero serán seguros, dice, para la industria metalúrgica una vez se limpien y fundan en el centro de procesamiento.

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