11.08.2023
Tegucigalpa (Especial Proceso Digital/ Por Verónica Castro) – Benjamín Paz Muñoz se rodeó de grandes conocedores de la caficultura toda su vida, desde sus abuelos y sus padres, hasta sus amistades en el ambiente de la caficultura y eso lo llevó a ganar dos veces el máximo galardón de la caficultura nacional, la Taza de Excelencia del Café, en 2022 y 2024.
El joven caficultor, originario de Santa Bárbara, compartió parte de sus vivencias en el mundo del café con Proceso Digital.
Benjamín ha vivido rodeado del café y del fútbol, sus dos pasiones; la primera le ha permitido levantar la copa de la excelencia en el grano aromático dos veces; la segunda, le da emoción y pasión cuando la Selección Nacional ha acudido a los mundiales de fútbol.
La tercera es la vencida


En este joven caficultor se aplica la frase de ´la tercera es la vencida´. Su abuelo inició en el mundo del café en una pequeña finca pero mas dado a la comercialización, una tradición que siguió su padre.
Y es que años después, Benjamín logró, además de los dos premios nacionales por producir un grano de calidad Premium, venderlo al precio récord de 136.50 dólares por libra del café, equivalente a unos tres mil 400 lempiras.
La infancia de Benjamín, el menor de cuatro hermanos, transcurrió entre las aulas del Centro Educacional Adventista, en Peña Blanca, Cortés, donde cursó su preparación primaria y secundaria, y la finca de su abuelo, quien fue el primero de los Paz en el mundo del grano aromático.

Sus abuelos maternos también estuvieron involucrados en este mundo de la caficultura, por lo que afirma que ellos sentaron las bases para “estar sentado hoy aquí y llenarme la boca diciendo que a uno le va bien con el café”.
“Como cualquier empresa familiar pequeña, uno crece y se desarrolla en estos ambientes”, afirma, mientras recuerda que su abuelo abandonó la finca al no lograr el éxito en la caficultura, un camino que también repitió su padre, por lo que ambos se dedicaron a la comercialización del café.
A la fecha, las fincas están abandonadas, según lo relatado por Paz, quien compró sus parcelas en otros puntos de Santa Bárbara.
El amor de Benjamín a los cafetales se mantuvo durante su vida universitaria, pues aunque tuvo que mudarse a la capital industrial para prepararse como licenciado en Administración de Empresa, los fines de semana era seguro su viaje a Santa Bárbara. “A menos de que hubiera un partido de la selección nacional de fútbol”.
Tras finalizar la universidad, “tuve la oportunidad de elegir que iba a hacer y decidí apoyar al grupo familiar y allí nació la idea de retomar el cultivo de café y comenzar a sembrar de nuevo y comenzar a dedicarme a las plantaciones, a la vez trabajamos con la parte de la comercialización”.
En la actualidad, Benjamín y sus hermanos trabajan mano a mano en el negocio familiar de comercialización de café, mientras su hermana se inclinó por el mundo de la medicina.
El joven se dedica además a la cosecha de cafés especiales de la variedad Geisha y SL-28.
Rodeado de ganadores
Después de la universidad, Benjamín se involucró en el mundo de la comercialización de café y eso le permitió conocer los cafés especiales, dando asesorías de cómo sacarle provecho a las especies que se cultivan en el país.
Fuente: Proceso Digital
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