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Tesla siempre ha controlado su stock bajando precios. Ya no es suficiente y también reducirán su producción en China

Tesla

La fábrica de Tesla en China está reduciendo turnos. En mitad de una desaceleración en la compra de vehículos eléctricos, la compañía de Elon Musk ha bajado su producción en el país que más automóviles eléctricos compra. El motivo es claro: seguir vendiendo sus vehículos a un precio alto.

La gigafactoría china. Tesla tiene en China su gigafactoría más grande. En Shanghai, donde la compañía produce su Tesla Model 3 y algunas versiones del Tesla Model Y, los de Elon Musk tienen su planta con mayor capacidad, muy por encima de cualquier otra de las que tienen repartidas por Europa o Estados Unidos.

Hasta ahora, en China venían trabajando seis días y medio en dobles turnos de 11,5 horas. Por lo tanto, la producción en su gigafábrica de Shanghai era enorme. Se calcula que cada un coche sale por sus puertas cada 40 segundos y mientras que Volkswagen tarda en fabricar un ID.3 unas 30 horas, Tesla apenas necesita una tercera parte.

Mejor, venga mañana. Pero este ritmo productivo, que ayudó a que Tesla rompiera su propio récord en 2023, se ralentizará en las próximas semanas. Según medios como Bloomberg, la marca ha ordenado bajar un poco su producción, ordenando que sólo se trabaje cinco días a la semana. Es decir, la planta dejará de producir vehículos durante unas 34,5 horas, en comparación al trabajo habitual

Las órdenes, según el medio económico, fueron dadas a principios de este mes de marzo y han comenzado a aplicarse a mediados del mes en curso, hace apenas unos días. La noticia llega justo cuando la firma está encontrando problemas para colocar sus vehículos en el mercado chino.

Problemas en China. Durante el pasado año, China vivió una guerra de precios que parece no haber terminado. En un primer momento, Tesla parecía ser una de las grandes vencedoras. Con unos márgenes de beneficios altísimos, podía bajar sus precios para ahogar a fabricantes locales más o menos jóvenes como NIO o Xpeng y, al mismo tiempo, dificultar la vida a los fabricantes europeos.

Sin embargo, los precios bajos se han mantenido. Nuevos jugadores, como Huawei, están consiguiendo buenos resultados y, sobre todo, Tesla tiene que enfrentar la explosión de BYD, el mayor vendedor de vehículos de nueva energía (híbridos enchufables y eléctricos) del mundo.

A lo anterior hay que sumar la inminente llegada de Xiaomi a un mercado claramente nacionalista y que no deja de recibir nuevos vehículos a precios más bajos que los de Elon Musk y que presumen de estar atiborrados de tecnología. Movimientos que se están dejando notar en el mercado local, donde Tesla ha entregado un 6% menos de coches entre enero y febrero que en el mismo periodo de 2023, según datos aportados por las entidades locales chinas y recogidos por Bloomberg.

Y en el resto del mundo. A esta caída en las ventas de China hay que sumar un crecimiento, el del mercado eléctrico, que está estancándose. Las ventas de este tipo de tecnología en Estados Unidos y Europa están creciendo a un ritmo más bajo. Nuestro continente, después de China, sigue siendo el que más anima las ventas.

Pero en Estados Unidos, las cosas no están siendo tan sencillas. Allí, los coches eléctricos empiezan a aumentar su stock y, por tanto, los precios tienen que empezar a caer para poder darles salida. El rendimiento, tanto de los coches nuevos como de los de segunda mano, no está siendo tan bueno como meses o años atrás.

Es lógico. Es lógico que el crecimiento en las ventas de coches eléctricos no funcione al mismo ritmo que hasta ahora. Estamos en un punto de inflexión donde los considerados como early adopters que han apostado por una tecnología por desarrollar son cada vez menos. La gama alta, que es por la que apostó toda la industria, empieza a estar ya saturada.

El reto ahora es llegar a la gama media y baja. Ahí, el salto de calidad en el coche eléctrico en comparación a años anteriores es muy grande. Pero, de momento, quien necesita un coche para todo se resiste a dar un salto al eléctrico, entre promesas precios más contenidos en los próximos años y mejores autonomías.

Huyendo del excedente. Con una caída en el número de reservas, lo que no quiere Tesla es encontrarse con un problema de stock. La compañía ha jugado habitualmente con el precio de sus coches eléctricos para ajustar la demanda a lo que podían producir. Hasta ahora, cuando la demanda superaba a la oferta, han subido precios para reducir la primera.

Ahora, la situación es diferente. Tesla ha ido bajando el precio de sus coches eléctricos cuando ha necesitado volver a incentivar su compra. Su amplio margen de beneficios se lo ha permitido pero con cada caída de precios, éste se ha reducido. Pero ha llegado a un punto que necesita gestionar su producción.

Pese a la reducción en su precio de venta, la demanda se ha ralentizado y mantener la producción sólo generaría un exceso de stock a la compañía que, posteriormente, le obligaría a vender sus coches eléctricos a un precio todavía más bajo. Jugar con la producción es una manera de seguir dando salida al número de vehículos que más o menos se comprarán, lo que tiene sus ventajas en la gestión del inventario.

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