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Productores de Intibucá en el occidente de Honduras, demandaron a las autoridades correspondientes del gobierno, no abrir los techos para la importación de papa de Holanda, porque eso les perjudica con desplome de precios en su cosecha local.
Un de los distribuidores de este alimento, Antonio Padilla, recordó que en 2019 y 2020 se abrieron los techos de importaciones, llegando a bajar los precios del tubérculo de La Esperanza a 200 lempiras el quintal, marcando un rotundo fracaso para decenas de familias que dependen de este cultivo.
Por su parte, el productor, Gregorio Vásquez, compartió que “este año nos sentimos preocupados de nuevo ante intereses de empresas por incrementar la importación”.
“Hemos oído que quieren importar mucha papa, más de 150 contenedores, eso haría que el precio se nos venga abajo y que la actividad agrícola ya no sea rentable” agregó.
Un grupo de labriegos dedicados a este rubro se desplazó ante la Secretaría de Agricultura y Ganadería en Honduras (SAG) para manifestar todas sus inquietudes.
En vez de promover las importaciones, más bien solicitaron incentivos para satisfacer el mercado interno con papa de La Esperanza, catalogada como el mejor producto de la región centroamericana.
Honduras también importa papa de Guatemala, eso se traduce en erogación de divisas y complicaciones de abastecimiento en casos como el actual cuando el hermano país afronta bloqueo de carreteras.
La papa con nombre científico Solanum tuberosum, perteneciente a la familia de las solanáceas, genera 5,800 empleos permanentes en Honduras, la principal fuente de ingresos en el área rural.
En Honduras se siembran unas 2,900 manzanas de papa al año, en el altiplano de Intibucá, partes altas de Ocotepeque y de La Paz. Un 90 por ciento de esa producción se destina para consumo y el resto para semilla, aun así, el país es importador debido a que la cosecha nacional no satisface la demanda interna, sumado también al aumento de la población. (WH)
