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¿Por qué la comida sabe diferente en el espacio?

gusto, astronautas

Cualquiera que haya realizado un viaje largo en avión sabrá que la comida a bordo sabe diferente. Por eso, no es del todo sorprendente que en el espacio ocurra lo mismo multiplicado por mil. De hecho, algunos astronautas, como Peggy Whitson, han reconocido haber pasado una mala época en su estancia en la Estación Espacial Internacional, al comprobar que el sabor de algunas de sus comidas favoritas se le hacía insoportable. ¿Se debe esto a que los propios alimentos se modifican o a que se producen cambios en el sentido del gusto de los viajeros espaciales?

Esto es algo que no se sabe con seguridad. Hay varias sospechas, que apuntan en ambas direcciones. Por un lado, se piensa que el sabor de los alimentos puede modificarse por todo el tiempo que pasan almacenados. Pero, por otro, es posible que tenga relación con la congestión que causa la acumulación de fluidos en la cabeza a causa de la microgravedad. El resultado sería similar al que produce la congestión nasal cuando estamos resfriados y, efectivamente, nuestro sentido del gusto se va de vacaciones.

Cabe preguntarse si sería sencillo solucionar esta pérdida de sabor de los alimentos. Pero lo cierto es que no hay una respuesta clara. Y es que, para empezar, es algo que no le ocurre a todos los astronautas por igual. Algunos sienten que sus alimentos favoritos tienen un sabor desagradable, otros disfrutan de comidas que jamás les gustaron, pero los pertenecientes a un último grupo no experimentan ninguna diferencia. Solucionar algo que parece tan personal no es sencillo, aunque ya se han puesto en marcha algunos proyectos para intentarlo.

¿Cambio de sabor o alteración del gusto?

Una buena forma de saber por qué se altera el sentido del gusto en el espacio es comparar la situación con lo que ocurre en los aviones.

Para empezar, se sabe que los ruidos muy intensos y continuados pueden afectar al sentido del gusto. Aunque puede que cuando llevemos un tiempo nuestro cerebro se adapte al ruido de los motores, es innegable que este es bastante fuerte y molesto. Por eso, se producen cambios en nuestra forma de degustar los alimentos. Esto incluye la supresión de algunos sabores y la estimulación de otros, especialmente los que guardan relación con el umami. Es por eso por lo que los menús de los aviones suelen ir bien cargados de glutamato monosódico, una sustancia que se relaciona precisamente con ese sabor de descubrimiento reciente.

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