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¿Puede Starliner de Boeing convertirse en el segundo taxi al espacio?

La nave CST-100 Starliner de Boeing durante su acercamiento a la ISS

Ha tardado más de dos años, pero Boeing se quitó el sábado una espina clavada en su orgullo y que es clave en el futuro de la compañía. La nave CST-100 Starliner del gigante aeroespacial se acopló con éxito a la Estación Espacial Internacional (ISS) en su segundo vuelo de prueba sin tripulación (Orbital Flight Test-2). El primero, llevado a cabo en diciembre de 2019, resultó un fiasco al no conseguir, precisamente, ‘ensamblar’ con la plataforma orbital por un fallo en sus sistemas. Está previsto que la misión de carga vuelva a la Tierra esta semana. Si todo sale bien, Starliner está llamado a convertirse en el segundo servicio de ‘taxi’ de la NASA para transportar astronautas, una función que ya cumplen desde 2020 las cápsulas Dragon de la poderosa SpaceX de Elon Musk.

Starliner fue lanzado el viernes en un cohete Atlas V desde Cabo Cañaveral en Florida (EE.UU.). La nave siguió la trayectoria correcta, aunque presentó algunos problemas en dos de los 12 propulsores utilizados para la maniobra. Sin embargo, un tercero logró activarse a tiempo y completar la combustión necesaria. Salvados los inconvenientes, el acoplamiento al módulo Harmony de la estación espacial se produjo a las 2.28 hora peninsular del sábado, con más de una hora de retraso debido a la comprobaciones finales durante las maniobras. Primero, la cápsula se estabilizó a unos 230 metros de la estación. Luego, tras un ligero avance, retrocedió para demostrar que podía hacerlo de ser necesario.

Finalmente, tras una nueva parada controlada aunque más larga de lo previsto a 10 metros de la ISS, se inició la delicada maniobra final hasta hacer contacto. Unas horas después, los astronautas a bordo de la ISS abrieron la escotilla de la cápsula, que transporta unos 230 kilos de suministros, y saludaron a su única pasajera, una maniquí llamada ‘Rosie the Rocketeer’ -un juego de palabras en recuerdo de Rosie the Riveter, una estrella de la campaña de reclutamiento estadounidense en la Segunda Guerra Mundial-. El trabajo de la androide consiste en recolectar datos de vuelo con sensores para conocer lo que podría experimentar un tripulante humano.

Fuente: abc.es

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