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Tegucigalpa,Honduras lunes 21 marzo 2022
Un viernes 13 de marzo del 2020, los escolares hondureños y sus mentores salieron corriendo dejando atrás las aulas de clase; tres días antes el país registró los primeros dos casos de coronavirus y la paranoia se apoderó de la población entera.
Al lunes siguiente la nación se paralizó cuando entró en vigor un decreto de emergencia o “toque de queda” total con la declaratoria de pandemia, en sintonía con el resto del planeta que implementó un distanciamiento para reducir los contagios del patógeno.
Mañana se cumplen dos años de aulas vacías, millones de niños y niñas continúan es sus casas; los más afectados son los del sector público donde el poco acceso a internet complicó el aprendizaje.
Con el cambio de gobierno, el 27 de enero pasado, se esperaba un retorno paulatino, sin embargo, hasta ahora solo se han visto pilotajes esporádicos en colegios públicos y algunos privados, en ambos sectores con sus estudiantes de último año.
Las autoridades de Salud y Educación se encontraron con muchas dificultades para implementar un regreso rápido, ya que, para ello, se requiere vacunar a los menores de entre cinco y 11 años.
Los centros escolares bajo candado presentan una infraestructura física en abandono, la mayoría sin acceso a agua o buenas condiciones hidrosanitarias. Honduras es uno de los pocos países de América Latina que después de tanto tiempo sigue sin que su población educativa regrese a las clases presenciales, los países vecinos desde el año pasado regresaron a las aulas.
Los alumnos del sector privado, hasta cierto punto han sido menos desafortunados, ya que a partir de la pandemia, entraron a un modelo de clases virtuales, pero hoy son presa de la soledad por la falta de contacto social con sus compañeros de estudio. Bajo el modelo virtual han podido avanzar, pero en muchos casos los niños y niñas están padeciendo sedentarismo, obesidad, desconexión social, advierten los psicólogos.
El sector privado depende de un permiso oficial para un retorno semipresencial, no obstante, son miles de padres de familia que se encuentran preocupados, en vista que la enseñanza virtual es de baja calidad y temen que sus hijos lleguen a la educación superior con deficiencias marcadas.
En su momento, el exministro de Educación y rector de una prestigiosa universidad privada, Marlon Brevé, consideró como una de las mayores tragedias a nivel educativo que deja la pandemia entre los más de 9.4 millones de hondureños. Honduras sigue rezada en materia educativa, mañana se cumplen dos años que los escolares abandonaron las aulas por temor a la COVID-19. (JB)
Fuente: La Tribuna
