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Falcon 9: más de cien misiones seguidas con éxito

En lo que llevamos de año, el Falcon 9 ha realizado ya seis misiones. Y todas ellas con éxito. Ya no resulta noticia la recuperación de una primera etapa, sobre todo cuando ya hay cuatro unidades que han alcanzado la mágica cifra de diez misiones. Pero, por si eso fuera poco, con estas seis misiones SpaceX ya ha efectuado 115 lanzamientos seguidos con éxito desde 2016, cuando un Falcon 9 v1.2 explotó en la rampa SLC-40 con el satélite israelí Amos 6. De estas 115 misiones, tres corresponden al Falcon Heavy y una a la prueba suborbital del sistema de escape de la Crew Dragon, por lo que esto quiere decir que el Falcon 9 ha llevado a cabo un total de 111 misiones orbitales seguidas sin un solo fallo.

Ahora bien, ¿son las mejores cifras de la historia para un lanzador? Pues depende de cómo contemos. Se ha abierto una absurda polémica en las redes sobre si es la mejor racha de un cohete orbital o no. En dos ocasiones, entre 1983 y 1986 primero y, luego, entre 1990 y 1996, los lanzadores soviéticos basados en el misil R-7 realizaron más de cien misiones exitosas de forma seguida. El problema es que, como es bien sabido, en ese periodo había varias versiones de cohetes basados en el R-7 (Soyuz-U, Soyuz-U2 y Mólniya-M) y no parece «justo» meterlas todas en la misma saca. Por ejemplo, entre julio de 1990 y mayo de 1996 se lanzaron 112 misiones del Soyuz-U (aunque bien es cierto que este lanzador sufrió un fallo parcial el 27 de abril de 1993). Sin embargo, sería razonable sumar las 33 misiones que efectuó el lanzador Soyuz-U2 en ese mismo tiempo, por tratarse de vehículos muy similares y, prácticamente, con el mismo tipo de motores y sistemas.

Todos estos bailes de cifras son, como decía, un poco absurdos. Lo importante es que el Falcon 9 ha llevado a cabo más de un centenar de misiones exitosas seguidas en poco más de cinco años. La fiabilidad del lanzador de SpaceX es asombrosa, sobre todo si recordamos la sencillez de su diseño general —dejando a un lado los sistemas asociados con la reutilización, obviamente—, una sencillez que en su momento criticaron empresas como ULA y Arianespace, que hacían de la complejidad y exquisitez de sus diseños una garantía de seguridad. Además, no olvidemos que cuando se produjo el accidente del Amos 6, hace cinco años, SpaceX todavía no había reutilizado ninguna etapa (el primer vuelo de una etapa reutilizada fue en marzo de 2017). En estos cinco años el paradigma de cómo debe ser un cohete orbital ha cambiado para siempre y prácticamente ya no hay en el mundo ningún proyecto de nuevo lanzador que no tenga en cuenta la reutilización.

Fuente: danielmarin

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