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Tegucigalpa,Honduras jueves 23 diciembre 2021
La violencia y la desigualdad en contra del género femenino ha ido en aumento durante la pandemia por COVID-19 y en Eta y Iota, reveló un estudio de CARE Internacional y ONU Mujeres.
En el análisis en mención se manifiesta un incremento en la pobreza multidimensional, en las manifestaciones de violencia basada en género, así como las dificultades para acceder a servicios esenciales y la protección de derechos fundamentales que enfrenta el país, incluyendo derechos de las mujeres y niñas.
Los efectos más visibles es que se ha aumentado especialmente en las manifestaciones de violencia directa que inciden en aspectos como la protección social a sobrevivientes de violencia, migrantes o desplazadas, y la prevención con grupos en situación de vulnerabilidad.
También se aumentó el trabajo doméstico y del cuidado no remunerado y se profundizó la situación de vulnerabilidad, especialmente mujeres y niñas, trabajadoras del sexo, trabajadoras de maquila y trabajadoras domésticas.
Asimismo, se expuso en el documento que se ha dificultado el acceso y continuidad en los servicios de protección, en particular los prestados por las casas refugio; mismas que se han visto desbordadas por la violencia doméstica o de género.
El estudio se denomina Análisis Rápido de Género (ARG) Honduras 2021: “Desafíos para las mujeres y niñas ante una sostenida crisis sanitaria y ambiental” y Proceso Digital, asistió vía Zoom.
Femicidios migración y desplazamiento
En el informe se remarca el incremento en los femicidios e índices de violencia intrafamiliar, doméstica y sexual.
La líder de la Unidad de Desarrollo Integral de la Mujer y la Familia (UDIMUF), Vanessa Siliezar, expuso que la migración y el desplazamiento forzado están ligados de forma directa a la violencia doméstica.
Se estima que al 2021 hay una población de 660 mil mujeres que tienen la necesidad de protección por violencia de género.
Además un 33.5 por ciento de mujeres entre 15-49 años de edad han sufrido daños como resultado de la violencia y hay un 29.1 por ciento de mujeres víctimas de violencia que no buscan ayuda por miedo al agresor.
Uno de los aspectos más preocupantes es que no hay respuesta de la institucionalidad que antes de las crisis por pandemia ya tenía insuficiente infraestructura y financiamiento para dar una respuesta integral a la Violencia Basada en Género, y que además, estaba en proceso de construir herramientas, protocolos, prácticas, y desarrollar capacidades para su personal.
CARE Internacional y ONU Mujeres concluyen en el estudio que las crisis sanitaria y ambiental han generado en la vida de las mujeres y las niñas, mayor violencia y deterioro a sus derechos colocándolas cada día más en posición de vulnerabilidad.
En ese sentido recomiendan que se debe brindar una respuesta a las principales necesidades y brechas humanitarias, fortalecer los programas para el desarrollo a mediano y largo plazo y orientar acciones de política pública e incidencia que permitan aumentar sustantivamente los recursos en favor del bienestar de las mujeres y las niñas durante y post COVID–19.
Fuente: La Tribuna
