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Teresa Perales: la sirena sin límites de la eterna sonrisa

Teresa Perales, en el CAR de Sierra Nevada.

Donde la gente ve barreras insalvables, ella ve un reto que conquistar. Donde los demás ven una silla de ruedas, ella ve una forma de llegar a todas partes. Teresa Perales, Princesa de Asturias de los Deportes 2021, da sentido cada día al refrán ‘Querer es poder’. Porque ella quiso que esa silla, que le acompaña desde los 19 años, fuera su mejor compañera de viaje, no una limitación. «La llevo pegada al culo, no a la cabeza», suele decir. «Parece que ir en silla está reñido con sonreír y con ser feliz, pero si volviera a nacer no cambiaría nada de mi vida», ha dicho en varias ocasiones con su eterna sonrisa, marca de la casa. Una vida en la que el agua cambió su destino y no una silla de ruedas.

A priori no estaba llamada a ser una gran nadadora… o eso es lo que la hicieron creer sus monitores cuando apenas era una cría. Con cinco años, sus padres la apuntaron a un cursillo de natación y no pasó del gorrito amarillo, el de segundo nivel. Los profesores le dijeron que se dedicara a otra cosa y ella les hizo caso y se pasó al kárate.

Donde la gente ve barreras insalvables, ella ve un reto que conquistar. Donde los demás ven una silla de ruedas, ella ve una forma de llegar a todas partes. Teresa Perales, Princesa de Asturias de los Deportes 2021, da sentido cada día al refrán ‘Querer es poder’. Porque ella quiso que esa silla, que le acompaña desde los 19 años, fuera su mejor compañera de viaje, no una limitación. «La llevo pegada al culo, no a la cabeza», suele decir. «Parece que ir en silla está reñido con sonreír y con ser feliz, pero si volviera a nacer no cambiaría nada de mi vida», ha dicho en varias ocasiones con su eterna sonrisa, marca de la casa. Una vida en la que el agua cambió su destino y no una silla de ruedas.

A priori no estaba llamada a ser una gran nadadora… o eso es lo que la hicieron creer sus monitores cuando apenas era una cría. Con cinco años, sus padres la apuntaron a un cursillo de natación y no pasó del gorrito amarillo, el de segundo nivel. Los profesores le dijeron que se dedicara a otra cosa y ella les hizo caso y se pasó al kárate.

Pero a los 19 años una neuropatía la privó de la movilidad en las piernas y el agua y la piscina le devolvieron la libertad. La última vez que salió a la calle caminando fue para celebrar la Recopa de fútbol que el Zaragoza conquistó en 1995. Le molestaba que la mirasen con compasión, es algo que siempre ha llevado fatal. «Cuando pasó, la gente se acercaba a mi madre y le decían que lo sentían mucho, me veían como un proyecto de vida frustrado», reconoce. Nada más lejos de la realidad. Ese verano, estando con su familia de vacaciones en Salou, decidió tirarse a la piscina con un chaleco salvavidas. Teresa no es de ese tipo de personas a las que les gusta ver la vida pasar delante de sus ojos, sino de las que les gusta vivirla, saborearla. Y acompañada de su tío Javier y su hermano, que estaban junto a ella por si necesitaba ayuda, descubrió que «desde el agua no tenía que mirar hacia arriba a los demás y que volvía a tomar las riendas de su cuerpo». En aquella piscina salió a flote un talento hasta entonces oculto.

Cuando volvió a Zaragoza se apuntó a las clases del CAI Deporte Adaptado y su primer entrenador, Ramiro Duce, vio en ella «un diamante en bruto». Él fue quien empezó a pulirlo, después se encargaría de hacerlo brillar una y otra vez Ángel Santamaría. Ambos vieron la luz de una estrella, de la leyenda en la que se ha convertido gracias a sus 27 medallas paralímpicas (7 oros, 10 platas y 10 bronces) en seis Juegos (Sidney 2000, Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio), y 90 en total contando con Mundiales y Europeos..

Imparable también fuera de la piscina

Fuera de la piscina ha demostrado que tampoco tiene límites. Ha corrido un rally, nadado con tiburones, viajado por los cinco continentes y ha sido diputada en las Cortes de Aragón.

Además del Princesa de Asturias de los Deportes, al que ya había optado en anteriores ocasiones, ha recibido la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo, la Medalla al Mérito en el Trabajo, el MARCA Leyenda y ha estado nominada a los Laureus.

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