Cuando apareció por primera vez, allá por 2016, nadie apostaba por ella como la revolución que cambiaría las reglas del juego.

Con una propuesta no demasiado original, que ya la habíamos visto antes en apps como Vine, TikTok llegaba con una carta de presentación en formato vídeo y de muy corta extensión. Nada más.

Genial para pasar el rato, pero con una falta de profundidad que podía perjudicarle. Pero nada más lejos de la realidad.