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Se trata del primer proyecto de este tipo que se emprende desde Rusia. La meta es diseñar una nave espacial capaz de generar suficiente energía como para propulsar carga pesada a través del espacio. Una planta de energía nuclear móvil.
«Junto a la Academia de Ciencias de Rusia estamos haciendo los cálculos de balística y la carga útil de este vuelo», dijo Alexander Bloshenko, director ejecutivo de Programas a largo plazo y ciencia de Roscosmos, la agencia espacial federal de Rusia, quien añadió que el primer vuelo está programado para el 2030.
Los planes son que el remolcador que diseñen se acerque primero a la Luna, donde una nave espacial se separará de él. Después de eso se dirigirá a Venus para realizar una maniobra de asistencia por gravedad y entregar otra nave espacial. Luego partirá hacia Júpiter y uno de sus satélites, como se detalló en el informe de la agencia de noticias rusa, Tass.
El viaje duraría en total 50 meses (alrededor de cuatro años). El interés de varios países está puesto en el desarrollo de tecnología similar para acortar el tiempo que tardarían las expediciones al espacio, pues actualmente las naves dependen de la energía solar o de la gravedad para acelerar, lo que significa, por ejemplo, más de tres años para ir y volver de Marte, un tiempo que, según estima la Nasa, podría reducirse en un año con un vehículo de propulsión nuclear.
Según reportó Tass, en diciembre pasado Roscosmos y la oficina de diseño Arsenal firmaron un contrato para desarrollar un proyecto preliminar de un remolcador espacial de propulsión nuclear Nuklon, que se utilizará en misiones en el espacio profundo.
