La historia de los viajes espaciales se asocia a nombres como Yuri Gagarin o Neil Armstrong. Los humanos presumimos de tener una estación espacial y viajar a la Luna, pero no fuimos los primeros en viajar al espacio. Antes que nosotros diferentes animales, desde perros a gatos o ratas, viajaron en cohete espacial fuera de la atmósfera terrestre. La mayoría no sobrevivió.

Algunos de ellos, como la perra Laika o el chimpancé Ham son mundialmente conocidos e incluso tienen sus propia estatua en los centros espaciales, o fueron enterrados en el Salón de la Fama Espacial. Pero no ocurre lo mismo con Félicette, el primer y único gato que viajó al espacio y volvió sano y salvo. 50 años después, se le ha hecho justicia.

Félicette era una gata callejera parisina que fue encontrada por un vendedor de mascotas, y adquirida por el gobierno francés. En 1961 Francia era el tercer país que había estrenado una agencia espacial, tras Estados Unidos y Rusia. Fue el germen de lo que hoy es la Agencia Espacial Europea.

Félicette, la gata espacial

La gata Félicette fue entrenada junto con otros 13 gatos, para viajar al espacio. Llevaron a cabo el mismo entrenamiento que los astronautas, con pruebas de aceleración y sin gravedad. Sus entrenadores tenían prohibido ponerles nombre, para que no les cogiesen cariño. Así que les llamaban los astrogatos.

Félicette fue elegida entre los 14 gatos por su carácter tranquilo, y porque el resto tenían sobrepeso. La gata tenía implantado mediante cirugía un electrodo para medir su actividad cerebral. Se puede ver en la foto anterior, o en estos sellos:

Félicette, la gata espacial

El 18 de octubre de 1963 Félicette despegó en el interior del cohete Véronique AGI, desde una base espacial francesa en Argelia. La misión duró 13 minutos. Ascendió a 152 Kilómetros de altura y permaneció 5 minutos en ingravidez. Después su cápsula regresó a la Tierra y aterrizó sana y salva con ayuda de un paracaídas.

Fue el primer y único gato que ha viajado al espacio. Unos días después la agencia espacial francesa lanzó un segundo cohete con otro gato, pero explotó durante el despegue.

Tras el éxito de la misión la gata espacial fue bautizada con el nombre de Félicette, y recibió reconocimiento mundial. Pero la historia no tuvo un final feliz. A los dos meses le practicaron la eutanasia para estudiar su cerebro.

Desde entonces, por motivos éticos, nunca más se han vuelto a utilizar animales en Europa en los vuelos espaciales.