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El misterio de la desaparición de la Luna una noche de 1110

06.05.2020

La noche del 5 de mayo del 1110, se produjo un eclipse lunar que quedó registrado en la «Crónica anglosajona», una serie de manuscritos compilados en inglés antiguo. Pero los escritos recogen algo extraño. La Luna, en vez de tornarse rojiza, como es habitual durante estos fenómenos, desapareció por completo. A pesar de que los cielos estaban despejados, «no se vio ni la luz, ni el orbe, ni nada en absoluto», reza el texto. Un velo de polvo cubría Europa. Lo que dejó impresionados a los coetáneos de principios del siglo XII tiene una explicación. Investigadores de la Universidad de Ginebra creen que alrededor de esas fechas al menos dos erupciones volcánicas oscurecieron el cielo, provocando incluso que las temperaturas en el hemisferio norte cayeran aproximadamente 1° C.

Para llegar a esta conclusión, el paleoclimatólogo Sébastian Guillet y su equipo estudiaron núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida. Estos núcleos conservan los aerosoles de ceniza y sulfato que salen disparados a la atmósfera durante las erupciones y después aterrizan en la nieve. De esta forma, según explica a la revista «Science», pudieron comprobar la existencia de varios picos de sulfato: uno en el núcleo antártico en 1109 y varios en los núcleos de hielo de Groenlandia desde 1108 a 1113. Algunos científicos creen que estos picos son consistentes con la erupción de un solo volcán gigantesco en los trópicos alrededor del año 1108, que habría provocado la lluvia de aerosoles en todo el mundo durante varios años.

Anillos de los árboles
Pero como fechar con precisión los núcleos de hielo es muy complicado, los investigadores decidieron seguir otra pista que pudiera corroborar su descubrimiento. Así, echaron un vistazo a los anillos de los árboles de América del Norte, Europa y Asia. Los árboles desarrollan anillos más delgados en climas más fríos y más gruesos, en los más cálidos. De esta forma, descubrieron que 1109 fue aproximadamente 1° C más frío de lo normal. Una erupción volcánica pudo haberlo provocado, ya que las partículas suspendidas en la atmósfera bloquean la luz solar y enfrían el planeta.

A continuación, el equipo revisó 17 manuscritos europeos y del Cercano Oriente que hacían referencia a eclipses lunares que ocurrieron entre 1100 y 1120. Durante un eclipse lunar total, nuestro satélite se ve de color caldera por cómo se filtra la luz solar a través de la atmósfera del planeta. Pero los aerosoles volcánicos pueden bloquear la luz solar y oscurecer los eclipses lunares.

Un volcán en Japón
Los investigadores encontraron un texto que se refiere a un eclipse lunar inusualmente oscuro el 5 de mayo de 1110. Esto coincide con al menos una erupción que ocurrió alrededor de 1108, registrada en los núcleos de hielo, y que probablemente fue la del Monte Asama de Japón en agosto de ese año. Según explica Guillet a «Science», «sus partículas podrían haber llegado a Groenlandia pero probablemente no a la Antártida. La circulación atmosférica hace que sea muy difícil que las erupciones ubicadas en latitudes altas crucen los trópicos». Una única gran erupción en los trópicos, como sugerían algunos científicos, habría tenido los mismos problemas de circulación, apunta el equipo. Esto significa que al menos otro volcán tuvo que haber despertado aproximadamente al mismo tiempo, pero el equipo aún no sabe dónde pudo producirse.

Fuente: abc.es

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