06.03.2020
El rover chino Yutu-2, que desde hace un año recorre la cara oculta de la Luna, ha conseguido que su radar explore hasta los 40 metros de profundidad para desvelar lo que se esconde bajo la superficie: materiales granulares y muy porosos con rocas de diferentes tamaños, fruto de los impactos que ha sufrido nuestro satélite.
Hace poco más de un año, el 3 de enero de 2019, la nave china Chang’E-4 aterrizó cerca del polo sur de la cara oculta de la Luna. Inmediatamente desplegó su rover Yutu-2, que utiliza un radar llamado LPR (Lunar Penetrating Radar) para investigar lo que hay bajo la superficie sobre la que circula.
Los resultados registrados a lo largo de una distancia de 106 metros durante sus dos primeros días lunares (un poco menos de dos meses terrestres) se han publicado ahora en la revista Science Advances, y revelan tres niveles. La primera capa es la del regolito lunar que se extiende por toda la superficie de nuestro satélite, un material fino (con alguna roca suelta) que en esta zona alcanza los 12 metros de profundidad.
Por debajo, hasta los 24 metros, es un terreno de rocas de entre 20 centímetros y tres metros de longitud. Después, en el tercer nivel, va desapareciendo gradualmente el material rocoso para volver a dominar el fino hasta el límite de 40 metros de profundidad que es capaz de detectar el instrumento. A partir de ahí, los datos ya son muy difusos.
Combinando la información del radar con datos tomográficos y análisis cuantitativos del subsuelo, los autores concluyen que el subsuelo lunar se compone esencialmente de “materiales granulares altamente porosos con rocas incrustadas de diferentes tamaños”, fruto de los impactos que ha recibido nuestro satélite.
Fuente: elespectador.com