Tegucigalpa, Honduras jueves 07 noviembre 2019
A sus 50 años, el sacerdote Ferdinando Castriotti luce el porte atlético de quien jugó fútbol profesional en su Italia natal. Radicado en Honduras, el religioso está consagrado a ayudar a jóvenes deportados y disuadirlos de volver a buscar el «sueño americano».
El religioso desarrolla varios proyectos, algunos dirigidos a los jóvenes deportados en el casco urbano y entre los bosques verdes del municipio de El Paraíso, unos 70 km al este de Tegucigalpa, cerca de la frontera con Nicaragua.
Con los proyectos «se logran dos cosas: que la gente no salga del país y crear condiciones de reinserción» de los deportados a la sociedad, cuenta a la AFP el religioso de 1,90 m de estatura y tez blanca.
Los proyectos de su Fundación Alivio del Sufrimiento atacan las causas que provocaron la salida de miles de centroamericanos en caravanas a Estados Unidos, que estallaron hace un año: violencia y falta de salud, educación y trabajo.
Entre unas llanuras de los alrededores del pueblo, la Casa Juan Pablo II alberga a 23 jóvenes en franca rehabilitación por consumo de drogas.
Fuente: La Tribuna