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Tegucigalpa, Honduras lunes 28 octubre 2019
*** Además de ser una de las escultoras con mayor futuro en el país, confiesa que le gusta también pintar al óleo particularmente retratos.
Kathy Munguía (29), lleva más de 10 años dedicados a la vida en el arte con su faceta de escultora y el dibujo. Es originaria de Tegucigalpa y considerada por algunos, como una de las mejores en el género de la escultura.
Es egresada como maestra de artes plásticas de la Escuela nacional de bellas Artes (ENBA) en 2008, y en la actualidad está finalizando sus estudios de Profesorado en Educación Artística en la Universidad pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM).
A sus a 12 años fue descubriendo su gusto por el arte, influenciada por su hermana que ya estudiaba arte, su inspiración fue creciendo con el tiempo hasta que decidió estudiar.
En el 2017 recibió una Mención Honorífica en la Bienal de Escultura y Cerámica del IHCI, en 2014 y 2015 fue nombrada Huésped de Honor por la Alcaldía del municipio de Panchimalco, El Salvador.
El ser mujer en el género es como en todo; nada fácil más cuando se comienza a dar los primeros pasos para abrir el camino, sacrificado al tener que dejar de lado muchas cosas y en ocasiones decidir entre el estudio o hacer carrera artística (eso sí, sin dejar nunca de lado el trabajo).
Pero el apoyo de su familia en especial de sus padres, sus compañeros escultores, algunos de mis docentes de la ENBA y amistades del medio artístico han contribuido a su proceso de formación como ser humano y artista.
En 2007 inicio con clases de escultura en la ENBA y en 2012 estuvo por primera vez en un simposio de escultura y de esa forma descubrió su pasión por la talla directa en piedra, desde ese momento se dedicó a la escultura.
El recorrido de Munguía ya es un poco largo, su experiencia la está consolidando a base de esfuerzo y perseverancia, dándose a destacar en un mundo que genialmente no es muy apreciado.
“Comencé participando en las exposiciones de estudiantes en la ENBA; donde posteriormente trabajé como maestra de cursos infantiles de arte, estuve como maestra auxiliar del taller de escultura”.
También asistente del taller de restauraciòn, desde el 2009 organizamos con algunos compañeros muestras colectivas de pintura, dibujo y escultura entre las que destacaría “Iguales- Opuestos” en el 2009, “Convergente” 2012, “Tábano; molestando al animal” en 2013 y “Todo bien, todo” 2018.
La artista además ha participado en bienales y certámenes nacionales de arte, con agradecimiento mencionó que los simposios Itinerantes de escultura en piedra han sido su escuela integral en la formación como escultora.
Forma parte del proyecto Casa Taller Sindamanoy donde desarrollé una residencia artística de la que fue producto mi primera muestra individual en el año 2016.
De igual forma es integrante del grupo de escultores que organizan el simposio Itinerante internacional de escultura en piedra con sede en Honduras.
Cada proyecto tiene su punto de partida y el arte no es la acepción “mi proceso creativo parte de una idea, dibujo, investigo, vuelvo a dibujar, escribo, visualizo la obra, selecciono materiales y generalmente trabajo directo sobre el material, dibujo sobre el material y reviso, corto, dibujo y si no estoy satisfecha con la obra la dejo un tiempo hasta que tengo la claridad para resolverla y terminarla o comenzar una nueva, me gusta dedicar tiempo a los detalles”, manifestó.
Las técnicas que utiliza para esculpir una obra de arte es la talla directa en piedra, modelado en arcilla, vaciado, fundición y técnicas mixtas.
La artista apuntó que una de sus metas a mediano plazo es poder seguir realizándose como escultora, elaborar proyectos escultóricos públicos de calidad en Honduras.
De igual forma desarrollar talleres orientados a la enseñanza de la escultura y de manera internacional participar en simposios, residencias artísticas, bienales y exposiciones.
Huellas Resilentes
Su trabajo más reciente es Huellas Resilentes esta exposición es parte de una serie de proyectos que hemos estado trabajando con Mujeres en las Artes (MUA), la exposición es una recopilación de obras desde el año 2015 al 2019.
Es una muestra íntima que consta de nueve esculturas; con técnicas mixtas y talla directa en mármol, granito y piedra arenisca. Las mismas tratan sobre la resiliencia y esa capacidad que tenemos de reponernos ante la adversidad, en palabras de la investigadora social Josefina Dobinger – Álvarez Quioto “Abrazar el alma y las heridas del corazón”.
Fuente: hondudiario
