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Tegucigalpa, Honduras martes 22 octubre 2019
En una zona céntrica de Comayagüela hay grandes parcelas de tierra a la orilla del “contaminado” río Choluteca, llenas de monte, basura y hasta de serpientes venenosas y boas constrictoras, pero eso no es obstáculo para un ejemplar agricultor.
Se trata de José Romero (60), quien le ha sacado provecho a la ubicación de un predio, ya que desde hace seis años comenzó a cultivar maíz y frijoles en un predio del bordo del arroyo, a pocos metros del puente “bailey”, erigido por la cooperación estadounidense tras el paso del devastador huracán “Mitch”, en 1998.
Con esta acción, el agricultor contribuye a que esa zona cercana al estadio Nacional se mantenga limpia y de paso se convierte en un ornato atractivo para los capitalinos.
Este año, Romero sembró media manzana de milpa, pero se le secó por la falta de lluvias, fenómeno que afectó los cultivos a nivel nacional.
ADELANTE
A pesar de la pérdida, el agricultor urbano no se quedó de brazos cruzados y decidió cultivar frijoles en el mismo predio, de donde estima cosechará unos seis quintales del grano, ya que en el 2018 sacó más de cinco quintales.
El sexagenario es originario de la aldea Hoya Grande, municipio de Morocelí, departamento oriental de El Paraíso, y debido a la pobreza que atravesaba por la falta de trabajo y el bajo salario, hace 11 años decidió emigrar a la capital, donde logró conseguir trabajo de guardia de seguridad en un autolote de la primera avenida de Comayagüela.
Hace unos nueve años, este ejemplar compatriota conoció a la joven Margarita Isabel Sánchez (27), originaria de Marcala, departamento de La Paz, con quien ha procreado un varoncito de ocho años y una niña de cinco.
El agricultor relató que el propietario del autolote es un hombre honrado y consciente y eso le compromete a ser un mejor empleado.
Agregó que su patrón le ha dado donde vivir, a él y su familia y eso le ha evitado pagar alquiler de vivienda.
CONSTRUIR CASA
“Mire, además de ser guardia de seguridad, allí mismo lavo carros, y si puedo hago otras actividades, lo que me ha ayudado para comprar dos solares y para construir una vivienda con adobes en la colonia Nueva Capital de Comayagüela, porque al morirme quiero que mis hijos no queden en la calle”, confió el moderno hombre del agro citadino.
El ejemplar compatriota les recomendó a los demás hondureños que imiten su ejemplo y siembren en los predios a las orillas de los ríos, ya que eso les ayudará a que sus familias no sufran hambre.
Fuente: La Tribuna
