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San Francisco de Ojuera “agua de la flor del maíz”

Tegucigalpa, Honduras sábado 10 agosto 2019

La monografía de San Francisco de Ojuera publicada por el Dr. Noé Pineda Portillo, maestro de generaciones, columnista de este rotativo y escritor de otras obras geográficas, sociológicas y económicas, mismas que son un soporte bibliográfico en el país. Pineda Portillo, originario de este municipio narra que dicha publicación es un impulso personal por averiguar sus raíces de donde venimos como familias, conocer nuestro haber cultural y dejar un legado a nuestras futuras generaciones con el propósito de enorgullecerse de su tierra natal.

Este estudio monográfico, inicia describiendo los elementos físicos de San Francisco de Ojuera, en cuanto que se localiza al sur del departamento de Santa Bárbara y que sus límites son: al norte con los municipios de Ceguaca y Concepción del Sur, al sur municipios de San Francisco de Opalaca, La Esperanza e Intibucá, al este municipio de San Pedro de Zacapa y al oeste municipios de San Rita y San Rafael (Lempira). Tiene una extensión de 199.3 Km² y cuenta con 25 aldeas y 48 caseríos.

Se destaca que el relieve de este municipio, está compuesto por montañas, pequeñas mesetas, vegas, cerros, depresiones y pendientes. Al sur y occidente se encuentran las zonas montañosas productoras de café, mientras el resto se caracteriza por alturas medianas y bajas, en el que se cultiva granos básicos y cría de ganadería. Le bordea las estribaciones de la sierra de Opolaca y de las montañas de Las Campanas, La Cimarronera, Cuchilla Atravesada, La Güera, Las Cureñas, La Leonera, Piedra Cargada, Plan Grande, La Puya, Pueblo Viejo, etc. Sus planicies o pequeñas mesetas: OJuera, El Plan de los Cedros y Plan de Encima.

Se distingue por sus múltiples recursos naturales, entre ellos: riqueza hidrográfica, ya que drenan su territorio el río Ulúa y sus afluentes y subafluentes: Gualcarque, en el que funciona la represa hidroeléctrica Agua Zarca y río Güince, además de muchas quebradas. Existen diversos tipos de bosques, tales como el tropical, en cuya vegetación predomina árboles de ceiba, caoba, hule, diferentes especies de orquídeas como la brassavola, etc. En este tipo de ecosistema hay monos, jabalí, venado cola blanco, guaras, águila, papagallo, loros, pavas silvestres, el bosque mixto se caracteriza por la existencia de roble, pino, otros árboles y arbustos propios del mismo. Entre su fauna hay musuraña, chancho de monte, jagüilla, alma de perro, taragón, cenzontle, jilguero etc. A nivel mineralógico se han realizado algunas exploraciones en el lugar de Sanora, cercano al río Gualcarque, en el que se han encontrado yacimientos de antimonio, cobre, plata y oro.

En relación a su caracterización humana, como antecedente histórico de este municipio, anteriormente se llamó Pueblo Viejo, Ojuera y Piedras Gordas. Según Alberto Membreño, Ojuera era el nombre con el que se conocía un pueblo que perteneció al Partido de Tencoa. En lenguaje náhual, la palabra Ojuera viene de “Ohuara de Ohuatl, espiga de maíz y guara, agua, río. Significa “agua de las espigas de maíz” y en lengua lenca “agua de la flor del maíz”. San Francisco en honor a su patrono San Francisco de Asís, entonces de ahí el nombre de San Francisco de Ojuera, fundado con cinco aldeas en 1895. En sus manifestaciones folklóricas son comunes los apodos, refranes, dichos y dicharachos, cuentos y práctica del Guancasco.

Actualmente tiene una población de 9,491 habitantes y una densidad de 47.62 hab./Km². Se incluyen otros datos poblacionales y demográficos de interés para otros proyectos y estudios de planificación. En el campo productivo, la población se dedica a la pesca fluvial, exportación de café, fibras industriales de palma, tule, henequén y junco, para fabricación de diversas artesanías, entre las que sobresale el sombrero de junco para todo gusto y a su medida, represas hidroeléctricas de Agua Zarca y de Molo. Dispone de los sitios turísticos siguientes: cuevas de Malera, cerro Las Campanas, montaña Verde, Pueblo Viejo, balneario Agua Caliente, casa Orellana, templo católico, puente Molo, puente del Diablo, La Chorrera.

Esta monografía, también hace alusión de forma actualizada a localización cartográfica de centros educativos, hace mención de la cobertura de salud y de otros indicadores. Asimismo apunta que el desarrollo local esté orientado a conocer, promover y acrecentar el patrimonio cultural, económico y social del municipio, luchar por la conservación del medio ambiente, buscar alternativas de solución a las distintitas problemáticas y a la organización comunitaria para la autogestión.

Esperamos que esta obra bibliográfica, sea aprovechada para la enseñanza de los escolares para el estudio de la comunidad local y municipal, sirva de aporte para ampliar la investigación y de modelo para replicarlo en otros municipios de Honduras que necesitan ser conocidos histórica y geográficamente. Muchas gracias Dr. Noé Pineda Portillo por dedicar parte de su vida para ilustrar con su conocimiento las presentes y futuras generaciones.

Fuente: La Tribuna

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