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Capilla del Cementerio General: Misteriosa y de “moribunda” belleza

Tegucigalpa, Honduras 11 febrero 2019

**Santos toscos y “payulos” adornan el templo de adobe que data de hace 144 años y en el que incontables capitalinos lloraron a sus muertos.
***En el pasado, según registros del IHAH, en su interior se hacían misas de cuerpo presente casi a diario.

Por: Carolina Fuentes
Fotos: Henry Carbajal

El hongo verdoso sobre las blancas paredes y las vigas carcomidas del techo de madera delatan los 144 años de antiguedad de la capilla Divina Misericordia del Cementerio General, ubicado en Comayagüela. Este recinto religioso construido con adobes y ladrillo, nació con el camposanto, edificado entre 1875 y 1877.

Por lo general, esta pequeña iglesia pasa con sus puertas cerradas, casi inadvertido para quienes visitan el antiguo panteón, los días festivos, al dejarse seducir por la belleza de los mausoleos de mármol diseñados por arquitectos italianos como Augusto Bressani.

Al cruzar los viejos portones de madera del templo, pintados de gris, lo primero que se observa es un Cristo crucificado, detrás del cristal de un nicho de madera, rodeado por pequeños ángeles de barro que, por la posición de sus manos, parecen haber empuñado lanzas años atrás.

 

ÁNGELES CALVOS, SIN ROSTRO

En las paredes laterales hay pequeñas estampas de papel, alusivas las estaciones de la crucifixión del Señor Jesucristo, con sus marcos de madera y sus personajes apenas perceptibles por el desgaste de los colores . También hay un nicho grande en cuyo interior se observa una virgen con un niño en brazos y a sus pies dos ángeles “calvos” con los brazos cruzados y el rostro oscuro, sin facciones, al haberse descascarado la pintura blanca que cubría el resto de su estructura.

Un tono amarillento salpicado de manchas grises y verduzcas se expande, como lepra, sobre la blancura de las paredes, iluminadas por dos puertas de arco laterales. ¿Cuántos capitalinos del ayer lloraron en el interior de esta capilla, al darle el último adiós a un ser querido?

El historiador del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Nelson Carrasco, explica que el templo “nació con el mismo Cementerio General, porque era casi obligatorio que existiera una capilla; primeramente se usaba una parte de velatorio y otra para las misas de cuerpo presente”.

Sin embargo, el recinto católico también era utilizado para oficiar ceremonias religiosas especiales, para fechas como el Día de los Fieles Difuntos, donde se congregaban cientos de capitalinos, después de coronar a sus parientes fallecidos.

El uso que se le dio a la capilla, en el ayer, “era casi diario, porque cada vez que había un difunto se hacían misas; además, cuando se crea, la población en su totalidad eran de creencia católica, entonces tenían que hacer siempre esas ceremonias”.

 

UNA “JOYA” DE ADOBE

Carrasco indica que la vetusta “casa de Dios” se trata de un inmueble pequeño, considerado una capilla, cuyos materiales de construcción “se pueden identificar al verla, que una parte es de adobe y otra de ladrillo, así como todos los inmuebles de esa fecha”.

Un detalle más llama la atención al ingresar a esta iglesia. En el respaldar de madera de las bancas de caoba hay varias inscripciones a mano, entre estas una en la que se lee: “En memoria de Sr Francisco Valladares, Familia Valladares Galindo”. La polilla ha devorado la mayoría de los respaldares, no así estos mensajes con apellidos de diversas familias de la época.

Al salir de la iglesia, en la fachada puede verse una viga de la que penden dos campanas y a un costado, gran parte de la pared está desmoronada. La vieja construcción se ve teñida por los embates del tiempo, con chorretes verticales de un tono marrón. Y sobre el techo, entre el artesón de madera ya podrida y los adobes, han crecido enredaderas que se asoman sobre los bordes. Así envejece y sucumbe esta valiosa construcción.

Gracias a un proyecto conjunto entre la Alcaldía Municipal del Distrito Central y USAID, la acera frontal del Cementerio General fue renovada en el 2016, con vistosos mosaicos de piedra, como parte de un proyecto de restauración que incluirá a su vez la recuperación de la capilla Divina Misericordia, pues sus paredes y techos serán reconstruidos. De igual manera se prevé “revivir” las esculturas que adornan los mausoleos, algunas “decapitadas” por vándalos, años atrás.

El jefe de la Unidad de Registro y Control del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Leonel González, expresó que la capilla del Cementerio General forma parte de un valioso conjunto arquitectónico de enorme valor histórico.

“Hasta donde yo sé, todo lo que es el conjunto, muro perimetral, junto con la capilla, es original del siglo XIX, no ha tenido mayores transformaciones visibles, es un conjunto interesante desde el punto de vista arquitectónico, que armoniza con todo lo que es la época de la Reforma Liberal”.

Gonzáles agregó que “en las capillas, los familiares de los difuntos tenían la facilidad de realizar misas y otras actividades referentes al ceremonial funerario. La imaginería que está dentro de la capilla, así como lo que está en varias tumbas del cementerio es de mucha importancia histórica, más allá del arte con que algunas de ellas están impregnadas”.

A criterio del funcionario, el Cementerio General de Tegucigalpa, junto con su capilla y sus mausoleos, “es un importante documento histórico que todos los hondureños estamos llamados a proteger, conservar y heredar a las futuras generaciones, para que la historia de nuestro país sea conocida”.

Fuente: La Tribuna

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