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Tegucigalpa, Honduras 16 enero 2019
A 21 años de la inauguración del monumento del Cristo de El Picacho, uno de los artífices de la gigantesca obra, el arquitecto Luciano Durón (79), rememoró el proceso de construcción, que comenzó con apenas 35 hombres, en mayo de 1997.
La iniciativa de la creación de un Cristo en ascensión, con manos abiertas hacia Tegucigalpa, nace producto de una carta del papa Juan Pablo ll, al entonces monseñor Óscar Andrés Rodríguez, en el marco del período de la celebración del Jubileo del año 2000.
El ahora cardenal Rodríguez integró en 1997 una comisión dirigida por Armida de López Contreras, con el objetivo de impulsar la creación de un símbolo de unidad y espiritualidad.
Posteriormente, la comisión contrató los servicios del escultor Mario Zamora (QDDG), quien, desde México, propuso tres bocetos sobre posibles figuras, siendo elegido por unanimidad el diseño de un Cristo en ascensión, con los brazos abiertos hacia el 60 por ciento de la capital.
Los trabajos de ingeniería civil estuvieron a cargo de la constructora Consulcreto, liderada por el ingeniero José Francisco Paredes, mientras que los estudios topográficos para la instalación de la obra, el diseño arquitectónico del parque, junto al pedestal del monumento, estuvieron a cargo del arquitecto Luciano Durón.
Los moldes para la construcción del monumento del Cristo en ascensión eran enviados por el escultor Mario Zamora, vía terrestre, desde México.
En la montaña de El Picacho, Durón recordó que “la construcción del monumento la comenzamos en mayo de 1997 y se lo entregamos finalizado una semana antes de que entregara el poder el presidente, Carlos Roberto Reina, el 16 de enero de 1998; él fue quien nos cedió esta parte del terreno”.
ARDUO TRABAJO
El arquitecto detalló que el sitio tiene cerca de dos manzanas y el monumento está sostenido por cinco columnas de unos 10.50 metros de altura; en la cima, los pilares se unen para sostener al Cristo de El Picacho.
Durón agregó que “cuando ya teníamos la columna, íbamos fundiendo los moldes de fibra de vidrio con concreto, poco a poco, hasta llegar a los brazos, que fue lo más complicado; tuvimos que utilizar un monta cargas como elevador”.
“Después de inaugurado el monumento, comenzamos a trabajar en las plazas y los muros y nos quitó el impulso el huracán Mitch; estuvimos detenidos como dos años, allá por el 2000 comenzamos de nuevo, después han sido muchos años dedicados por una gran cantidad de personas”.
“Han sido 20 años dedicados por un gran grupo, a través de la Fundación Cristo de El Picacho, buscando dinero por aquí y por allá, para construir el parque, porque no tenemos a un millonario detrás de nosotros”, concluyó Durón. (Kristian Soriano)
Fuente: La Tribuna
