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Por fin lo entendí, por Emilio Santamaría S.

Por fin lo entendí
por Emilio Santamaría S.

27 de Noviembre 2018

Para aquel chiquillo de unos doce años el perro callejero que acababa de ser atropellado representaba la oportunidad de hacer su “buena obra” del día. El perro había quedado a media calle, con las patas traseras rotas y no podía moverse. Los autos le pasaban cerca y el niño temía que lo mataran. Nunca había entablillado nada, pero recordó que su “Manual Scout” decía como hacerlo. Así que lleno de compasión se lanzó a detener los carros y trató de agarrar al perro para llevarlo a la acera, pero éste le clavó sorpresivamente los dientes en la mano. Su madre lo llevó al hospital y allí lo inyectaron contra la rabia. Pero la “rabia” no se le quitó con la vacuna. Durante mucho tiempo no se pudo explicar por qué el perro lo había mordido si él solo quería salvarlo. Esa fue quizá la primera decepción que tuvo por hacer el bien y por supuesto no la comprendió en ese momento. Pensaba que si alguien le hace daño a quien lo maltrata es hasta aceptable; pero que trate mal a quien quiere ayudarle, eso le parecía totalmente absurdo.

Pasaron los años, maduró y comprendió que el que lo mordió no fue el perro, sino su herida. Y que lo mismo ocurre cuando alguien que ha sido herido y encuentra en su vida alguien que lo ame. ¡Lo muerde! Pero él no hunde sus dientes, también es su herida la que los clava. ¿Quiere un ejemplo? Imagine un hombre que ha tenido una madre dura, probablemente bien intencionada, pero lo humilló repetidamente. Incluso si no está plenamente consciente de ello, estará tan lastimado en su autoestima que no tendrá paz. Años después, se casa y acaba agrediendo a su esposa sin justificación alguna. Ve como normal el ofenderla, el menospreciarla, el humillarla. Se siente muy mal en su hogar, se justifica achacando culpas y su malestar se manifestará en mil formas.

Kathy Smith, una reconocida líder en salud y bienestar apoya la misma idea: “Cuando alguien ha sufrido heridas en su autoestima, su herida tiende a herir la autoestima de los demás.” La mayoría de las veces lo negará. Pero como nos dijo Aldous Huxley: “Los hechos no dejan de existir por ignorarlos”.

LO NEGATIVO: Justificar una conducta agresiva en mil maneras, incluso desmintiéndola.

LO POSITIVO: Ir a la raíz del problema, y con sentido común, buscar la ayuda que permita superarlo.

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