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Oneyda de América regresa por su amor a Honduras

26.09.2017

Tenaz, divertida, fuerte, categórica y amena, dialoga con los ojos y su lenguaje corporal dice más que las palabras. Oneyda Olivares es tres mujeres en una, que dan vida a la primera “showoman” de Honduras y a la excepcional cantante que desde niña quiso ser artista.

Ella es Oneyda de América, la extraordinaria dama que se ha casado cuatro veces, madre de dos hijos, que en noviembre del presente cumple casi medio siglo de vida artística. Su existencia ha sido de escenario en escenario.

“Hace 45 años que nació Oneyda de América en el Hotel Lincoln de Tegucigalpa”. Llena de optimismo recuerda sus inicios en el mundo del espectaculo. “Todo salió a raíz de un anuncio en el periódico que decía: se solicitan señoritas con aspiraciones artísticas y que tengan noción de baile; entonces se me ocurrió bailar en el Sky Room del Hotel Lincoln de la cadena Connor Jacobson”.

Con apenas 18 años, la artista empezó bailando con velo y trabajaba de día como secretaria. “Las Noches de Omar Kayan; un escritor árabe y la primera canción que bailé se llamaba el Mercado Persa”. Un día el gerente le preguntó si le gustaría cantar en el bar y aceptó. “Recuerdo esa tarde como si fuera ayer, frente al micrófono, comenzó la música. ‘Sufro sí y es por ti sabiendo que te perdí…’, esa fue la primera canción y luego agarré ‘La Vikina’ que era con la que yo abría mi show como por 25 años, o sea que me conocían bastante porque… ‘Solitaria camina la Vikina y la gente se pone a murmurar’… ja ja ja. Así fue como yo me inicié”.

Agrega que “me movía para que no vieran que yo temblaba, que bailaba y cantaba porque mis nervios no podían contener la emoción y la disimulaba de esa manera, pero luego fui aplicando todos mis conocimientos; de hecho también hacía show.

Eso me sirvió mucho en Venezuela para poder trabajar con el ballet de Univisión y además con Venevisión. A Finales de los setentas cantaba con Fonchín y su combo en el restaurante Granada del Hotel Sula… antes, representó a Honduras en el Festival OTI en Venezuela.

“Marcó una nueva etapa porque me permitió actuar en otros países”. Entre viajes a países remotos y presentaciones en distintos escenarios, la artista conoció el querer. “El primer amor que yo tuve fue dentro de la música, un gran error, porque no se debe mezclar las relaciones privadas con el ambiente porque el mismo se encarga de destrozarlo”.

Recuerda que “me casé con un brasileño y al poco tiempo quedé viuda, de esa relación tengo un hijo que se llama Carlos Javier; me volví a casar con un venezolano que padecía de celotipia, luego me casé con un guatemalteco hotelero y posteriormente, contraje nupcias con un médico guatemalteco con quien estuve nueve años. Fueron cuatro bodas y no quiero la quinta”. Divorciada desde hace ocho años, tiene una hija, Bárbara, 22; “parí a los 40 años a mi gordita, mi gordita… ¡ya dije mi edad!, es imposible no decir mi edad”.

¿No ha vuelto a amar?

No he vuelto amar, porque después de mi divorcio le dije al amor que se fuera de vacaciones, y no volvió.

¿Qué provocó la ruptura?

Las drogas, el alcohol y la celotipia de mi marido.

¿Actualmente te mantienes activa?

“El disco que estoy preparando hace tres años… es increíble, uno no puede grabar si no tiene un patrocinio y ahora estoy haciendo uno diferente, pero me faltan dos patrocinios para lograr ese objetivo de grabar mi disco conmemorativo que se va a llamar Entre el amor y el desamor”.

¿Qué haces cuando no cantas?

“Hago bisutería, me gusta la cocina, me gusta mi jardín y ahora a mi edad he aprendido a querer a las mascotas. Lo hago para relajar, me encanta el silencio de la noche o hago por crear”.

¿Qué piensas de Marca Honduras?

La oportunidad que los artistas nacionales puedan surgir a nivel internacional… estoy de acuerdo con la marca PAÍS, no me he acercado porque Honduras es un país de hombres.

¿Por qué separas a Oneyda de América y Oneyda la mujer?

Oneyda es una mujer perfeccionista, tiene mucho que ver con la edad, el público, los escenarios, es maníaca compulsiva; Oneyda de América es más pícara, cínica…

¿Y cómo llamarías a esa tercera dimensión de Oneyda?

La insoportable. Que ni yo me aguanto y cuando sale a flote esa insoportable, es cuando veo las ignominias, cuando veo que no se le da valor y honor a quien honor merece, cuando me he venido a vivir a mi amado| país y me entero que siendo tan ricos somos tan pobres envidiando y deseando lo que tienen los demás. (SLMS)

Fuente: elpais.hn

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