23.09.2017
En Honduras hay “ángeles guardianes” que por 55 años ha sobrevolado los cielos hondureños para salvar vidas, sin importarles nada más que cumplir con el deber que la patria y la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) les ha asignado.
Son hombres que desde 1962 han rescatado de las “garras” de la muerte a miles de personas, al transportarlas desde lugares remotos donde la comunicación es difícil y el acceso es casi imposible.
Hasta ahí han llegados pilotos, paramédicos y mecánicos de “Alas para la Salud”, de la FAH, un proyecto que inició desde el mando del comandante general, Armando Escalón Espinal, que en el año de 1960, en un mes de septiembre, sociabilizó esta valiosa iniciativa.
Desde entonces, este servicio social se brinda en los lugares más recónditos del país, preservando la vida de hondureños, en su mayoría víctimas de la pobreza, seres humanos que por lo general morían por falta de medios para acudir a un hospital o centro de salud.
Ante esa amenaza de muerte y la escasez de recursos para poder movilizar a los enfermos hasta un centro asistencial en las ciudades, los aviadores han dicho presente y en lo que va de este año han trasladado a más de 300 personas.
Las cifras de los beneficiados con este proyecto, desde sus inicios, son incalculables. Sin embargo, hay testigos que hoy respiran, sonríen y caminan por los suelos nacionales e internacionales, agradeciendo el servicio que la FAH les prestó cuando más lo necesitaban.
Cientos de hombres, mujeres, niños, ancianos, civiles y militares siguen viviendo, gracias a esos “ángeles del aire” que llegaron a tiempo para salvar sus vidas.
LABOR DESCONOCIDA
El teniente coronel, Pablo Herrera, portavoz de la FAH, dijo que “esta es una labor que vamos realizando desde muchos años atrás, labor que el pueblo desconoce. Vamos donde sea, en el momento que sea necesario, sin importar el riesgo”.
“En este año hemos trasladado más de 300 personas, de muchos lugares, La Mosquitia y Roatán. Vamos y los traemos a Tegucigalpa, para que sean atendidos en un hospital público, y si es necesario, les damos el trasporte de regreso”, manifestó el teniente.
Este proyecto, que es desconocido para la población, es tan importante como el suelo de donde se extraen los alimentos para poder sobrevivir.
Así es el Programa “Alas de la Salud”, que funciona con recursos de las Fuerzas Armadas de Honduras (FF AA), una iniciativa que no distingue razas ni sexo para salvar vidas.
Este consiste en facilitar un medio de transporte aéreo para los ciudadanos que en su mayoría, por falta de recursos económicos, recurren a la institución, para que les trasladen un familiar a un centro asistencial de la ciudad más cercana.
LUGARES MÁS NECESITADOS
Los valientes hombres del aire siempre cuentan con un apoyo de los Bomberos, Cruz Roja o Copeco, para llevar a los pacientes hasta el lugar acordado.
Las solicitudes de ayuda llegan de lugares como Gracias, Lempira; Manto, Olancho; puntos fronterizos y en su mayoría de La Mosquitia, en Gracias a Dios. Para tener el acceso a este servicio de transporte hondureño, se debe hacer el procedimiento debido.
Para comenzar, debe redactarse una nota dirigida al comandante de la FAH, al jefe del Estado Mayor Conjunto o al secretario de Defensa Nacional y ellos darán la orden correspondiente para proceder a hacer el traslado de la persona solicitante.
Desde el año 2016, se realizó la solicitud para que este ya no sea un proyecto y pase a ser una fundación, siempre de la FAH, donde el presidente sea el coronel de turno en la institución.
Herrera expresó que “se hizo la solicitud el año pasado, ante los órganos gubernamentales, pero existieron algunos inconvenientes y se está en trámites legales para que este sea aprobado”.
Al ser esta una fundación, se tendrá un presupuesto específico y se mejorará la calidad del servicio que hoy se presta. También se contará con el apoyo de otras instituciones para seguir expandiendo las ayudas.
Esta asistencia, que se puede solicitar en las distintas bases aéreas de la FAH que están en el país, se fortalecerá al ser esta una fundación, ya que habrá más disponibilidad de recursos humanos y transporte.
Para ello se cuenta con un avión debidamente equipado para trasladar y atender al paciente en evacuaciones aeromédicas, hasta el lugar donde está el enfermo, sin importar la distancia o el costo que esto implique.
EQUIPO DE TRABAJO
En esta labor de rescate se han involucrado hombres como el capital fallecido, Olvin Enmanuel Flores.
Para prestar el invaluable servicio, se cuenta con un avión Gran Caravan, de fabricación norteamericana, que por cada hora de vuelo hace un gasto de 100 galones de combustible. Y hay vuelos de 40 a 45 minutos, según el lugar al que se dirijan de ida, ya que el regreso será más largo.
Cabe mencionar que todo lo necesario para el mantenimiento de las aeronaves utilizadas para este tipo de labores se trae del extranjero, comprando todo en dólares y con dinero de las FF AA.
El avión está debidamente equipado con oxígeno, camillas y todos los aparatos necesarios para atender al paciente, y con médico y paramédico, que son los responsables de la atención hasta llegar al lugar.
RIESGOS
INFLUYE VELOCIDAD Y ALTURA
El técnico biomédico, Douglas Banegas, dijo que “no solo se trata de ir por un paciente, y traerlo. Se deben tomar muchas cosas en cuenta para iniciar el vuelo de regreso ya con él abordo”.
“Se debe ver la condición de salud para saber a qué altura el piloto deberá maniobrar la aeronave, ya que si está muy mal o tiene problemas de la presión no se podrá volar muy alto”.
“Y en algunos casos han tenido que volar muy bajo, como también esto influye en la velocidad con que se viajará, para que no empeore el estado de salud de la víctima”, aseguró Banegas.
En estos vuelos se deben de tomar en cuenta muchos aspectos para poder realizarlos, cuando la persona está muy mal se debe volar relativamente despacio, y entre más lento sea, esto influye en el gasto de combustible.
Estos enfermos se trasladan con un acompañante, ya que el aparato cuenta con la capacidad para ocho personas y no se puede sobrepasar; son el piloto, copiloto, médico y paramédico, el mecánico, el paciente y el familiar.
LA MISIÓN
UNA GRAN RESPONSABILIDAD
El encargado de pilotear el Gran Caravan, el suboficial, Midel Oyuela, dijo que “es una gran responsabilidad y se deben tomar en cuenta muchas cosas para emprender el viaje de regreso, ya que el estado de salud del paciente influye mucho”.
“Entre más grave sea su estado de salud, más nos tardaremos volando y también eso definirá la altura y el gasto de combustible”, explicó Oyuela.
Ahora se cuenta con un avión más amplio. En los años sesenta se hacía la labor en una avioneta Sesman 180, en una avioneta L-13 donde el espacio y la comodidad del paciente eran reducidos. Pero eso no fue un obstáculo para que estos valientes pilotos dejaran de lado su deber.
Los valerosos hombres del aire cuentan con capacitaciones y especializaciones en la labor que realizan y en este año en los casos más grandes que se han involucrado han sido dos. Uno fue el traslado de ocho misquitos desde Brus Laguna, ya que fueron víctimas de quemaduras de una explosión de un cilindro de gas en una embarcación, en un banco de pesca.
Claro, para un número de personas como este, se hace uso de un avión más grande, aquí no existen límites cuando de ayudar se trata, o cuando alguien solicita la colaboración de la Fuerza Aérea Hondureña.
fuente.latribuna.hn
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