05.09.2017
De lonja (garra) o carnudos, los chicharrones son un alimento popular entre los hondureños, ya que ese producto se encuentra con facilidad en mercados, pulperías y hasta en la calle.
Es común observar quioscos a orillas de bulevares o calles en los que venden este delicioso producto elaborado de la piel del cerdo. Con unas gotas de jugo de limón y tortillas calientitas, un trozo de ese producto se convierte en una comida para los ciudadanos que adoran su sabor, aunque algunos digan que es dañino para la salud, por su alto contenido de grasa. Octavio Rodríguez lleva 30 años dedicándose a la elaboración y comercialización de chicharrones en la ciudad.
El comerciante tiene su puesto en el mercado Medina y distribuye el derivado del cerdo en diferentes sitios de San Pedro Sula, pues de esa manera ha logrado criar a sus hijos e incluso, darles estudios universitarios.
De igual manera, se desplaza en un microbús por otros municipios vendiendo los chicharrones de garra o de carne.
“Gracias a Dios he podido salir adelante, la gente ha aceptado mi producto, es un negocio que lo comenzaron otros parientes, pero yo he tomado la batuta en los últimos 30 años”, expresó don Octavio.
DORADITOS
El hombre se levanta muy temprano y junto a uno de sus hijos se desplaza al mercado, donde sin perder tiempo comienza a freír la lonja de cerdo, preparada con sal. En el aceite bien caliente echa los trozos de la carne y el ruido de la fritura comienza a escucharse, y a percibirse su inconfundible olor. Don Octavio dijo que “el secreto de que queden doraditos está en la cocción, mientras que, en el sabor, hay que tener tacto para darle el toque.
La gente que viene al mercado tiene la oportunidad de ver cómo preparamos los chicharrones y eso les da confianza para que los compren, porque se hace de una manera higiénica”.
DIOS LE DIO SU NEGOCIO
Otra comerciante de ese mismo producto y que tiene uno de sus puestos en la 2 avenida, entre las 3 y 2 calles del barrio Concepción, frente a una populosa parada de autobuses, es María Vásquez, quien expresó que fue Dios quien le regaló su establecimiento.
“Comencé vendiendo en este puesto y aquí los elaboramos. Junto a mi esposo decidimos poner el negocio, luego que uno de mis hijos aprendiera a hacerlos y gracias a Dios nos ha ido bien, ya que fue Él quien nos regaló el negocio”, explicó doña María.
Añadió que “ahora tenemos dos puestos, pues todo está en ser perseverantes y querer salir adelante. No me da pena decirlo y hemos avanzado por la gracia de Dios, porque sin Él no somos nada. Estoy contenta por lo que nos da”.
VARIEDAD DE ESTABLECIMIENTOS
En las calles de San Pedro Sula se pueden encontrar los establecimientos de la venta de “garras”, las cuales son muy apeticidas a cualquier hora del día, acompañadas de tortillas, limón, aguacate, cuajada, queso y hasta en la sopa de frijoles.
Fuente: elpais.hn