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07.04.2017
Centenares de hondureños marcaron hoy el inicio de la Semana Santa con su llegada a los templos católicos provistos de palmas para que sean bendecidas el Domingo de Ramos.
En el caso de Tegucigalpa, capital de Honduras, la mayoría de los productores proceden de comunidades cercanas como Reitoca, Alubarén, Curarén, Ojojona y Valle de Ángeles, entre otros.
La actividad de los labriegos, de los que algunos llegan con otros miembros de su familia, es una vieja tradición en el país centroamericano.
En la Catedral Metropolitana, tras instalarse en el atrio, los campesinos comienzan a elaborar manualmente ramos y cruces con tiras verdes de una especie de palma que es común en el país.
Los creyentes católicos compran los arreglos hechos por los campesinos y los llevan para que sean bendecidos el Domingo de Ramos en la misa conmemorativa a la entrada de Jesús a Jerusalén.
Domitila Contreras, una de las vendedoras que hoy llegó a Tegucigalpa, dijo a Efe que le acompaña un hijo y que espera hacer “algún poco de dinero para la familia”.
Contreras indicó que procede de una aldea cercana a Curarén, que hoy y mañana dormirán en el atrio de la catedral y que regresarán a su comunidad “el domingo, después de la misa”, porque son creyentes.
“Dios nos tiene un poquito alentados de salud y también venimos a agradecerle”, añadió la campesina hondureña, de 53 años.
Algunos de los vendedores, como parte de una larga tradición familiar, llevan más de 20 años viniendo el viernes antes del Domingo de Ramos para vender sus palmas, como parte de las celebraciones de la Semana Santa en Honduras.
Fuente: latribuna.hn
