
06.09.2025
Llegó al mundo en medio de la adversidad. Tras un parto que se prolongó durante 48 horas, nació con asfixia neonatal. Cuando finalmente los médicos lo colocaron en los brazos de su madre, lo hicieron con un pronóstico desgarrador: “Solo podrá mover los ojos”. Parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje y un desarrollo limitado. Ese era el futuro que le anticiparon.
Hoy, casi cuarenta años después, aquel bebé –Juan Sebastián Ramos Rosales– ha desafiado cada una de esas predicciones. Lejos de quedar atrapado por el sufrimiento que marcó su nacimiento, se ha convertido en un reconocido pintor y músico. Además, lidera su propio emprendimiento con una convicción que inspira sin considerarse alguien especial ni buscadondo la compasión ajena. Conoce de cerca la crudeza de la discriminación hacia las personas con discapacidad, pero jamás permitió que ese estigma definiera su vida. Su historia no es la de quien sucumbió ante un diagnóstico, sino la de quien decidió trazar su propio camino. Aquí, en sus propias palabras, comparte una vida marcada por la lucha, la dignidad y la resiliencia, mientras sueña con exponer su obra en Europa, tocando el piano en un café, diciéndole al mundo que cada trazo y cada nota es un acto de libertad.
¿Cómo le nació el gusto por la música?
Por mi abuela Martha Soto, ya fallecida, cuando yo iba a la casa de ella, ahí, comencé a tocar las primeras melodías.
¿Qué instrumentos domina?
Piano y un poco la guitarra, pero mi fuerte es tocando el piano, la verdad que me apasiona la música.
¿Ha dado recitales?
Sí, en el Teatro Manuel Bonilla y la Sala 33, cuando existía, y en las iglesias donde me congrego.
¿Acepta contrataciones privadas?
Sí, me gustaría, más que todo soy pianista clásico-Mozzart, Chopin- en bodas, restarauntes, cumpleaños, y eventos similares.
¿También pinta?
Es otra de mis pasiones, desde niño comencé calcando dibujos con ayuda de mi hermano.
¿Cuál es su ténica?
Acrílico sobre lienzo, acuarelas, estilo expresionismo, el movimiento que nació en Francia, que consiste en distorsionar un poco los rostros.
¿Ha participado en exposiciones?
En varios centros culturales y cafés, tocando el piano al mismo tiempo, mientras se toman el café, yo toco el piano y vendo mis cuadros, aquí en Tegucigalpa, y he vendido algunos cuadros en Estados Unidos. Sueño con hacer una exposición y tocar el piano en Europa.
¿La pintura más cara que ha vendido?
Cinco mil lempiras.
¿Cuánto tarda en una pintura?
A veces tres semanas o más, depende del estado de ánimo y la inspiración, a veces, dos días, cuando menos, pero todo depende de la práctica y las ideas.
¿Pertenece a una asociación?
No, debería asociarme para estar al tanto de exposiciones y eventos.
¿Qué pintores admira?
Hondureños como Armando Lara y Santos Arzú Kioto, me gusta mucho.
Le gusta más el piano o la pintura?
Me gusta más el piano.

¿Considera que valoran el arte en Honduras?
Lastimosamente, no. Es difícil que la gente le haga caso, pero uno debe buscar la forma de explotar el arte en diferentes técnicas, piedras, camisas, para que la gente tenga opciones de comprar, no todos pueden comprar un cuadro, pero sí una camisa.
¿Tiene otras facetas?
Bueno, juego pin-pon y me gustan los idiomas, manejo el inglés, y un poco el francés. También me gustan los negocios desde que mi padre y mi hermano decidieron crear este que se llama Mopitos, que ahora yo dirijo.
¿Cómo nació Mopitos?
Bueno, después del golpe de Estado en 2009, mi papá perdió su empleo y junto a mi hermano, Carlos Roberto Ramos Rosales, decidió poner este negocio para mantener a la familia. Yo también me involucré ayudándoles en lo que podía. Comenzamos al final del bulevar Morazán y después abrimos dos locales más en el Midence Soto y en la Universidad, pero después de la pandemia cerramos los tres locales y por último reabrimos aquí (en la colonia Los Castaños frente antigua sede de la CNBS)
¿Qué significa Mopitos?
No sé, fue idea de mi hermano, el logotipo es una mano sosteniendo un pan redondo, que, inicialmente, nosotros vendíamos con frijoles y mantequilla a 11 lempiras, pero la gente se quejaba por pequeño y lo cambiamos por uno más grande para que se llenara.
¿Cuánto vale, ahora, un Mopito?
Hoy vale 39 lempiras, sencillo, es que todo subió de precios.
¿Qué más vende?
Además de panes con frijoles, este año incomporamos las macheteadas, que normalmente van con miel, pero nosotros le agregamos frijoles, mantequilla, hay una que trae icecrean, se llama La Pintosa, miel, es exquisita y la gente pide mucho.

¿Quién dirige el negocio?
Desde antes de pandemia, lo dirijo solo, mis hermanos me transpasaron todos los derechos con los papeles, yo soy el dueño del negocio.
¿Y cómo va el negocio?
No me puedo quejar, nos afecta mucho la ubicación, estamos un poco escondidos con respecto al local original, porque pasaba más gente, pero las ventas son más que todo los fines de semana, a la gente le gusta más salir a comer o comprar. Tenemos también el servicio a domicilio y pedidos en línea.
¿Se movieron por extorsión del antiguo local?
No, no, no, el local era arrendado y el encargado nos dijo que lo ocupaba, que tenía otros planes.
¿Usted cocina?
No aprendí a cocinar, pero me sé la receta de memoria de cada uno de los productos.
¿Casado?
No, soltero.
¿Novia?
Tampoco, mi novia es el arte y la música, a ver qué dice Dios más adelante. Me gustaría casarme y tener hijos.
¿Qué tanto le ha afectado su condición de salud a lo largo de su vida?
Pues, la verdad, yo siempre me he sentido normal y me han tratado con toda la normalidad a pesar que yo nací con asfixia neonatal, me inyectaron el corazón para sobrevivir y estuve 48 horas en el parto. Mi mamá cuenta que cuando los médicos me entregaron en sus brazos, le dijeron: ‘mire, señora, su hijo únicamente va a poder dormir, mover los ojos, no va a poder moverse físicamente’, pero gracias a Dios, aquí estoy.

¿Recibió terapia?
Inicialmente, mi madre me daba terapias en la casa, luego me metió a la Teletón por un tiempo, mis hermanos me trataban normal, a pesar que no me movía, me lanzaban el balón y yo solo lo miraba pasar, estaba muy pequeño, pero terapias como esas me ayudaron a reaccionar.
¿Ha tenido accidentes?
No, a veces, episodios de convulsiones por el estrés, cuando tengo que hacer varias cosas a la vez en el día. Lo que tengo es memoria a corto plazo, por ejemplo, si quedamos de tocar el piano la otra semana, probablemente, no me acuerde dónde es el sitio o la fecha que quedamos, así que tengo que apuntarlo. Manejo carro automáticos, he querido aprender mecánico.
Voy a venir un día a comer a Mopitos para ver si se le olvida la cuenta ¿le parece?
Ja, ja, ja, no, no, eso si no se me escapa, ni vender los cuadros.
¿Se ha sentido una persona especial?
La verdad que no, siempre he llevado una vida normal, actualmente, estoy dando clases de música en una escuela los sábados como voluntario.
¿Tuvo dicultades en la escuela?
No, excepto en matemáticas y español, pero eso le pasa a cualquiera, creo. Una vez me querían sacar del conservatorio por las notas, pero al final terminé, aunque hasta el año pasado me dieron el título, después del 2009 que me gradué, tuve que pagar abogado para tener el título de bachiller en música.

¿Se ha sentido discriminado?
Sinceramente, no. Tampoco puedo echarle la culpa a la gente por mi condición de salud. Como le digo, yo me siento normal, puedo correr normalmente, hago mis tareas diarias del trabajo, tomo un medicamento normal, en mi casa y mi familia siempre me trataron normalmente. Publicito mis obras en instagram como Juan Sebastián Ramos Rosales, como cualquier usuario.
¿Lee algúno libro de superación?
Yo admiro mucho al australiano, Nick Vujicic,que no tiene pies ni brazos, es muy inspirador por todo lo que hace, sin piernas, ni brazos, pero su mente está buena, imagínese, hasta se casó con una mexicana y tiene hijos.
¿Qué piensa de las personas con discapacidades?
Yo los admiro mucho, su lucha, no se quejan, saben que si lo hacen no avanzan mucho. Yo me desarrollé con la música y la pintura.
¿Cómo mira el apoyo a las personas con discapacidad en el gobierno?
Pienso que hay mucha discriminación, cuando deberían apoyarla, motivarlas a seguir luchando, porque, después de todo, siguen siendo personas como usted o como yo. Igual apoyo merecen los artistas porque así uno avanza.
¿Qué le aconseja a las familias con personas con discapacidades?
Que los apoyen, que luchen para que sus hijos puedan alcanzar sus sueños y pongan la fe en Dios. Como le decía, la discapacidad está en la mente y la indiferencia de la gente y la familia. Por eso, deben apoyar sus fortalezas y no fijarse en sus defectos.

ÉL ES…
Juan Sebastián Ramos Rosales nació en 1987 en Tegucigalpa donde hizo estudios primarios y secundarios bilingüe y el bachillerato en el Conservatorio de Música Francisco Ramón Díaz Zelaya y Conservatorio Amadeus. También es pintor y actualmente dirige su propio negocio de comida típica llamado “Mopitos” en la colonia “Los Castaños” de la capital.
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